En cada noveno mes del año nuestra madre naturaleza muestra la belleza del dorado paisaje de Dios. Especialmente cuando la savia estalla pincelando con miles de colores sobre los verdes campos y jardines floridos presentándonos a la reina de esta bendita tierra, “la eterna primavera”. Apadrinada por el mágico Sol de cada amanecer, que hace florecer los capullos para embriagar con el perfume de su polen a los pájaros que gorgean felices de ilusiones, despertándonos alegremente juntos al barullo bullicioso de los chicos jugando sin odios, sin rencores, llenos de sueños y esperanzas, que nos regala la alegría de la vida que es el amor. Amor que nos acaricia con las suaves brisas inspirando a la bohemia, irradiando los encantos de las virtudes que poseen las sonrisas y los llantos. Sí amigos, la primavera con sus días cálidos fecunda nuestras vidas, compartiendo la convivencia familiar; mirad a nuestros abuelos; ellos viven el presente en el clima primaveral que calma y pacífica sus caracteres ante las tempestades. Gracias Dios Padre por todo lo que nos brindas, cuidemos las riquezas de este bello mundo.
Pedro Pablo Castaño Calle Las Palmeras - Barrio Perón - Concepción





















