24 Septiembre 2025

El próximo 6 de noviembre, comenzará el juicio oral por la llamada “Causa Cuadernos”, en los Tribunales federales de Comodoro Py. Estarán en el banquillo de los acusados, la ex presidenta Cristina Fernández (actualmente cumpliendo condena por la causa Vialidad) y más de 150 imputados, entre empresarios, funcionarios y empleados públicos, acusados de participar de una estructura de sobornos que funcionaba desde el Estado. Los hechos denunciados comienzan en la presidencia de Néstor Kirchner hasta la finalización del segundo mandato de la ex presidenta. La causa, con más de 220 cuerpos, será 100 % virtual, debido a la cantidad de acusados y está considerada “la mayor maniobra de corrupción de la historia judicial argentina”. Ya hay trabados embargos por más de 1.100 millones de dólares, actualizables a la fecha de la condena. La denuncia fue realizada por el periodismo independiente en 2018, gracias al testimonio de un “arrepentido”, un ignoto chofer (Oscar Centeno) de la mano derecha del ex ministro de Planificación kirchnerista Julio de Vido, acusado de recoger las millonarias coimas provenientes de diversas concesiones, negocios y obras públicas. Curiosamente, pocos días antes de las pasadas elecciones bonaerenses, se difundieron unos audios grabados el año pasado, que involucran a la hermana del Presidente en un pedido de coimas, en la provisión de medicamentos para el sector de la discapacidad. Llamativamente, la denuncia del hecho fue presentada por el abogado de la ex presidenta; y los audios fueron develados en una red social perteneciente al tesorero de la AFA, férreo opositor del Gobierno nacional, por reconocidos periodistas militantes y ¡Oh casualidad! justo en momentos en que se votaba la ley de discapacidad. Todo esto fue suficiente para cumplir el objetivo: instalar como verdad fundada el hecho, antes siquiera de comenzar la más mínima investigación al respecto. Pero insulta sobremanera que, justamente el peronismo, protagonista exclusivo del mayor juicio de cohecho de la historia penal argentina, tenga el tupé de señalar a nadie por este tema. Y además el caradurismo de cantar, en pleno recinto legislativo, el acusatorio: “alta coimera, Karina, alta coimera”. La jugada política replica como un calco, lo que hicieron con la accidentada muerte de Santiago Maldonado: instalar falsamente su desaparición, por las fuerzas federales, con una clara intencionalidad política. Y aun después de probarse fehacientemente el accidente, seguir sosteniendo la mentira. El Gobierno nacional echó inmediatamente al funcionario involucrado en dichos audios, a diferencia del peronismo, que siempre sostuvo férreamente a sus funcionarios involucrados en causas judiciales. Esta vil maniobra quizás haya logrado el objetivo de influir en los recientes comicios. Veremos qué pasa en octubre. Pero debemos criticar abiertamente que, en nombre de la libertad de expresión, se utilicen audios obtenidos ilegalmente sin orden judicial, para denunciar cualquier acto público. La justicia determinará la veracidad de la denuncia, pero siempre dentro del marco legal que establece nuestro Código Penal… Y a su debido tiempo, no antes, como desearían los adalides de la corrupción argentina.

Ricardo Rearte                                        

ricardorearte333@gmail.com

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios