River viajó a San Pablo en busca de la hazaña. El plan de Marcelo Gallardo fue claro: diagramar en la semana el once ideal que pudiera revertir la serie y rozar la épica en Brasil. El inicio le dio la razón, porque el gol de Maximiliano Salas igualó la llave y lo llenó de energía. Sin embargo, el "Millonario" no logró sostener su intensidad y terminó cayendo 3-1 ante un Palmeiras que, tras recomponerse en la segunda mitad, exhibió la jerarquía que lo llevó a disputar su semifinal número 12 de Copa Libertadores.
En el balance de la noche, el técnico dejó en claro su fastidio. “Bronca porque se nos escapa un partido que pudimos pasar a ganarlo rápidamente. Jugamos un buen primer tiempo, pero no me gustó nada lo que pasó en los cinco minutos finales”.
El final estuvo cargado de polémicas. Gallardo se refirió a los reclamos de sus jugadores por la jugada que derivó en el segundo gol. “Se reclamaba eso, hubo un jugador tirado y el árbitro no supo manejarlo. Cobra algo que no se ve, estaba de espalda. En esa confusión dimos una ventaja que no puede pasar”. Más allá de los errores arbitrales, el entrenador no dudó en señalar que el quiebre estuvo en la falta de atención en momentos clave.
El "Muñeco" también habló de la decisión de dejar a Enzo Pérez en el banco. “Son decisiones tácticas que se entienden. Enzo es un jugador de mucha representación, pero puede salir del equipo y volver a entrar. No es un problema eso”. Para el DT, la serie se definió en detalles mínimos. “Fue bastante pareja, nosotros logramos imponernos en la primera mitad, pero cuando bajamos la concentración, se nos fue el partido de las manos”.
El desafío de lo que viene
"No le escapo a las obligaciones. Tenemos que hacernos fuertes para ganar este tipo de partidos decisivos. No había tanta diferencia con Palmeiras, está en los detalles y ahí debemos crecer”.
El futuro inmediato será una prueba de carácter: el "Millonario" ya no tiene la Libertadores y deberá enfocarse en la Copa Argentina y el Torneo Clausura. Sin embargo, levantar al equipo no será tarea sencilla: la derrota frente a Palmeiras dejó secuelas emocionales y deportivas. “Se puede ver desilusión y creer que todo es negativo, pero debemos construir un equipo fuerte y confiable”, remarcó Gallardo, quien ahora tiene por delante la misión más difícil: reinventar a River tras el golpe más duro del año.





















