Juega en la Liga Tucumana, es hijo de un ex San Martín, trabaja como modelo y sueña con volver a La Ciudadela
Nahuel Pereyra se convirtió en uno de los jugadores más determinantes de Ateneo Parroquial. A los 26 años, combina experiencia y versatilidad en la cancha mientras se prepara para dar un salto otra vez al fútbol profesional.
META CLARA. Pereyra contó en Fuerte al Medio que mantiene viva la ilusión de regresar a San Martín y consolidarse en el profesionalismo. LA GACETA
El fútbol tucumano tiene en Nahuel Pereyra a un jugador que combina herencia, madurez y sueños pendientes. A los 26 años, el hijo de Walter “Huesito” Pereyra, exfutbolista de San Martín, vive un presente de protagonismo en Ateneo Parroquial, donde se ha transformado en una pieza clave del equipo que pelea por crecer en la Liga Tucumana.
“Estoy muy bien, muy cómodo y contento acá en Ateneo. Es un club que crece día a día y sorprende. Ojalá podamos ascender al Federal A. Ese sería mi sueño: reinsertarme en el profesionalismo y, si es con Ateneo, mucho mejor”, expresó Pereyra en una entrevista en Fuerte al Medio, la propuesta deportiva de LA GACETA.
La relación con San Martín, el club de sus orígenes, aparece en cada recuerdo. No solo porque debutó allí, sino porque hoy comparte vestuario con Juan José “JJ” Morales, histórico goleador del “Santo” y excompañero de su padre. “Es hermoso, un privilegio. Aprendo de él dentro y fuera de la cancha. Tener a un jugador de esa jerarquía al lado es algo que te nutre mucho”, señaló.
Madurez y evolución
Pereyra se define como un futbolista más maduro. “Con 26 años disfruto más que antes. La experiencia te da tranquilidad. Los partidos se repiten, las situaciones también, y eso hace que uno ya sepa cómo desenvolverse. Hoy disfruto mucho más la profesión”, dijo.
Esa madurez también se refleja en su capacidad de adaptación. Pasó por la B Metropolitana con Cañuelas, donde debió jugar como lateral izquierdo, una posición poco habitual para él. “Me hizo crecer mucho, porque entendí que también hay otras facetas del juego. Ahora en Ateneo juego como volante por izquierda, extremo o carrilero, siempre abierto a lo que pida el técnico”.
Su presente lo respalda con tres goles en cinco partidos, se posiciona entre los jugadores más determinantes del equipo. “Gracias a Dios estoy en una buena racha. Lo que más quiero es tener la pelota en los momentos difíciles, eso para mí también es tener huevos”, remarcó.
El legado del “Huesito”
Haber crecido con el ejemplo de su padre marcó su camino. “Nunca me obligaba a jugar, fue una decisión propia. Desde chico me llevaba al vestuario y a la cancha, y eso me iba empujando indirectamente al fútbol”, recuerda. Esa herencia, combinada con su esfuerzo personal, lo llevó a vivir experiencias en distintos puntos del país, incluso en Chivilcoy y en la B Metro.
Sin embargo, su “espinita” sigue siendo consolidarse en San Martín. “Tengo 26 años y no lo veo imposible. Quiero volver algún día y demostrar que podía haberme afianzado en el profesionalismo”, confesó. Su salida del club, según relató, estuvo marcada por una situación injusta con un técnico de aquel entonces que lo marginó del plantel.
El modelaje
Pereyra no solo es noticia dentro de la cancha. También desarrolla una faceta como modelo, participando en campañas de indumentaria formal, deportiva e incluso ropa interior. “Lo tomo con naturalidad, mis compañeros saben que es trabajo y lo respetan. Así como otros tienen un empleo aparte, lo mío es esto”, explicó.
Esa exposición le trajo incluso momentos virales: fotos en redes sociales, apodos como “el modelo que reclama” tras un cruce en un partido y seguidores nuevos entre los hinchas de Ateneo. “Lo tomo con humor, no me da vergüenza. Es parte de lo que me toca vivir”, comentó entre risas.
Sueños y objetivos
A corto plazo, su foco está en Ateneo y en la Liga Tucumana, que considera “una de las más difíciles del país por su competitividad”. “El objetivo es claro: ascender. Vamos por todo, esa es la idea de dirigentes, cuerpo técnico y jugadores”, aseguró.
Pero a largo plazo, su anhelo apunta a La Ciudadela. “Quiero volver a San Martín. Ese sueño sigue intacto. Dios dirá cómo sigue la cosa, pero me gustaría sacarme esa espinita”, indicó.
Mientras tanto, Nahuel Pereyra disfruta su presente con madurez y compromiso, sin dejar de lado la ilusión de un futuro profesional que todavía siente al alcance de la mano.





















