Un amigo comentaba que Trump se considera tan importante y escuchado por el pueblo argentino que ordenó o pretendió indicarle a éste cómo votar. Pero lo peor del caso es que piensa que será obedecido, tal vez engañado por lo bizarro del cipayismo ofrendado por nuestro tilingo Presidente durante su paseo turístico por la Casa Blanca. Las argentinas y los argentinos que aún sostienen su rígida postura de repetir el inoculado “no los voto más, porque se robaron un PBI”, deben comprender que aquí no hay ayuda, sino un perverso mecanismo para crear las herramientas de salvataje de aquellos amigos de Wall Street que se sumaron a la ola de la timba financiera propuesta por este gobierno anarcocapitalista, ganando miles de millones de pesos por día y que necesitan recuperar sus dólares para fugarlos, antes de que todo explote por los aires como en 2001. Por el lado de lo Político, Trump cuenta con solo dos aliados de la Patria Grande: los impresentables de Nayib Bukele y Javier Milei (presidentes del Salvador y la Argentina, respectivamente). En el resto de las naciones hermanas, desde México hasta Brasil y Chile, se maneja una agenda que sigue abrazando las ideas del Mercosur; la Autodeterminación de los Pueblos y la Geopolítica con la amplia visión de los Brics. Este gerenciamiento del país por parte de EEUU (lo que le cabría a Milei una denuncia por traición a la patria), comenzó hace tiempo, llegando a escenarios ridículos como aquel que planteó el nuevo embajador del Imperio en la Argentina, cuando amenazó a todos los gobernadores con sentarlos para exigirles la prohibición de negociar con China. Este gobierno, conformado por un panelista y su hermana pastelera; por una mafia de Wall Street manejando Economía y Hacienda; con un oscuro personaje como Sturzenegger armando el esquema para pasar todo lo público a manos de corporaciones yanquis y con una Bullrich que dice luchar contra el narcotráfico, pero que estuvo conviviendo con un grupete financiado por narcos (como Espert) y encubriendo sus negocios, es una verdadera tragedia para el país y para las futuras generaciones, algo de lo que los que votaron por Milei y hoy guardan silencio, nunca se harán cargo. Por cierto: ¿qué estuvo haciendo Caputo durante 10 días en EEUU (con la nuestra), para terminar en este papelón?
Javier Ernesto Guardia Bosñak
Javierucr1970@gmail.com

















