Recuerdos fotográficos: insólitas apariciones de caballos por la plaza Independencia

En este espacio de “Recuerdos” LA GACETA busca revivir el pasado a través de imágenes que se encuentran guardadas en ese tesoro que es el Archivo de LA GACETA. Esperamos que a ustedes, lectores, los haga reencontrarse con el pasado y que puedan retroalimentar con sus propios recuerdos esta nueva sección.

Recuerdos fotográficos: insólitas apariciones de caballos por la plaza Independencia
Por Roberto Delgado y Jorge Olmos Sgrosso 24 Octubre 2025

“El también tenía sed”, se titula la leyenda de las dos fotos publicadas el 17 de enero de 1990, que muestran la sorpresa de los transeúntes de la plaza Independencia y de los clientes del bar “Etcétera”, de la esquina de 25 de Mayo y San Martín. El caballo paseó junto a las mesas y luego se fue a tomar agua en la plaza para luego deambular por todos los rincones del paseo público sin que nadie lo molestase, y después perderse en la noche.

Recuerdos fotográficos: insólitas apariciones de caballos por la plaza Independencia

Otro caso fue registrado el 4 de junio de 1994. Un niño jinete se acercó al bebedero para calmar a su caballo “ante la mirada permisiva de los policías que suelen merodear la plaza”, dice el texto, titulado “Un caballo sediento en la plaza”.

Recuerdos fotográficos: insólitas apariciones de caballos por la plaza Independencia

Ya en ese tiempo era raro ver estos animales en el corazón de la ciudad, salvo fiestas como el 9 de julio cuando los gauchos llegan con sus cabalgaduras para honrar a la Virgen, o las raras ocasiones en que aparecían ambulantes con ponys para ofrecer paseos a los niños o para fotos. Los carros a tracción a sangre ya estaban prohibidos, si bien era frecuente su presencia en la periferia de la ciudad, y quedarían totalmente erradicados ya en los primeros años del nuevo siglo.

Recuerdos fotográficos: insólitas apariciones de caballos por la plaza Independencia

En Archivo quedó registrada una imagen más en la plaza, del 9 de octubre de 1994. Se trata de un viejo jamelgo, tipo Rocinante, con la soga al cuello, no se sabe si atado al naranjo, mirando hacia la Casa de Gobierno y esperando pacientemente a su dueño.

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