Llega el verano y los sueños son más difíciles de recordar

Hay varios estudios científicos que exploran por qué varía tanto el fenómeno de soñar. Unos pueden recordar lo que pensaron mientras dormían y otros no.

EN PROFUNDO. La fase REM del periodo en el que dormimos muestra un patrón de ondas similar al de estar despierto. EN PROFUNDO. La fase REM del periodo en el que dormimos muestra un patrón de ondas similar al de estar despierto.
25 Octubre 2025

Reunión social, relatos van y vienen. Entre los diálogos alguien cuenta. "Era una paraíso. Estaba flotando en aguas cristalinas, de color turquesa. Una gaviota interrumpió mi horizonte por algunos segundos. Y decidí sumergirme del todo en el mar y ahí se terminó", el relato es de un sueño. Hay buena cantidad de detalles en la descripción y es por eso que el debate se abre. "Nunca me acuerdo de lo que soñé", dice alguien. "Te envidio porque te acordás", comenta otra persona. "¿Que significará?", se pregunta quien lo contó.

Soñar no cuesta nada y todos los seres humanos pueden hacerlo, incluso sin querer. Desde una perspectiva científica, el sueño es un estado fisiológico de reposo periódico y reversible que ocupa aproximadamente un tercio de la vida humana. No es un simple estado de inactividad, sino un proceso biológico activo y complejo en el que el cerebro permanece altamente activo.

Las investigaciones no concluyen y tampoco quieren determinar si es positivo o negativo. La curiosidad es la que lleva al plantearse porqué hay personas que recuerdan con nitidez lo que soñaron y otras no. 

Una investigación publicada en la revista Communications Psychology explora los factores que influyen en la capacidad de recordar los sueños. Los datos se tomaron entre 2020 y 2024 para estudiar a 217 hombres y mujeres de entre 18 y 70 años. Un diario de sueño para llevar los registros, evaluaciones psicométricas, cognitivas y electroencefalográficas fueron algunas de las pruebas.

La capacidad de recordar el contenido de los sueños está asociada, según la investigación, con la vulnerabilidad de una persona a la “interferencia cognitiva”. El mundo exterior nos bombardea con estímulos que interfieren y afectan el poder recordar los sueños.

¿Está mal o es nocivo? Para nada, pero sí puede, para algunas prácticas informales, ser una ventaja al momento de procesar emociones y resolver problemas diarios. Valentina Elce, doctora en neurociencia en la Escuela de Estudios Avanzados IMT de Lucca (Italia), que formó parte de las investigaciones indica que enfrentar emociones, miedos y ansiedades y recordarlos puede facilitar el aprendizaje a partir de experiencias pasadas y mejorar la regulación emocional.

Influencia de las estaciones

El recuerdo de sueños, según la investigación, era menor en invierno en comparación con la primavera y el otoño. Los días más cortos en invierno pueden llevar a un sueño más profundo y menos interrumpido, reduciendo así la probabilidad de despertar durante la fase REM, momento en el que los sueños suelen ser más fáciles de recordar.

También un cerebro más activo es propenso a tener un registro más sólido. Las personas que recuerdan sus sueños con más frecuencia muestran una mayor activación cerebral en áreas relacionadas con la orientación y la atención (como la corteza prefrontal medial y la unión temporo-parietal) tanto al dormir como al estar despiertos. Esto podría indicar una mayor sensibilidad a los estímulos externos o internos mientras duerme.

La personalidad y la actitud también hará que lo que soñamos se recuerde más. Las personas con una mayor tendencia a la divagación mental (ensimismo) o aquellas que tienen una actitud positiva/interesada hacia los sueños (por ejemplo, quienes llevan un diario de sueños) tienen tendencia a recordarlos más. Recordar o no lo soñado no es ni bueno, ni malo, pero sí es un mundo cargado de curiosidades.

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