INCERTIDUMBRE. El contrato de Ulises Vera se vence en diciembre y todavía no hay definiciones.
En Bolívar y Pellegrini se vienen días de definiciones. Con el torneo terminado para el “Santo” y el club en plena transición política, el tablero se llena de interrogantes. A la espera de la asamblea del 31 y de las elecciones de noviembre que definirán a la nueva comisión directiva, también el plantel profesional queda en pausa. En ese contexto, un nombre aparece como símbolo de lo que viene: Ulises Vera. El mediocampista, oriundo de barrio 20 de Junio, fue uno de los puntos más altos del equipo durante el año, pero su contrato vence en diciembre y todavía nadie aseguró su continuidad.
El caso de Vera sintetiza el momento que vive el club: un equipo con proyección, pero sin certezas institucionales. La próxima conducción deberá resolver si “Mocho” seguirá siendo parte del proyecto o si su crecimiento terminará lejos de La Ciudadela. De esa decisión dependerá en parte el rumbo deportivo del nuevo ciclo.
A los 22 años, el volante completó su mejor temporada desde que debutó en Primera. Disputó 30 partidos, 23 de ellos como titular, y registró una asistencia frente a Güemes de Santiago del Estero. Más allá de las estadísticas, es uno de los pocos jugadores que mantuvo un nivel sostenido en medio de la irregularidad colectiva. Su despliegue, su sacrificio y su lectura táctica lo convirtieron en un jugador confiable tanto para Ariel Martos como para Mariano Campodónico.
La historia no es nueva: ya en 2024 había mostrado un crecimiento notable, pero esta vez se consolidó. Con el correr de las fechas pasó de ser alternativa a titular fijo. Fue el volante que equilibró el medio campo cuando el equipo se desordenaba y el que empujó desde el juego cuando faltaban respuestas. Su rendimiento no pasó inadvertido: los informes partido a partido lo muestran entre los mejores del plantel en casi todas las fechas.
Sin embargo, el reconocimiento deportivo contrasta con la falta de planificación dirigencial. El club no avanzó en la renovación de su contrato durante el año, un descuido que ahora pone en riesgo la continuidad de uno de los valores más jóvenes y queridos del plantel.
Qué dice su entorno
Desde el entorno del jugador aseguran que todo dependerá de las decisiones que adopte la nueva comisión directiva, que deberá revisar una larga lista de vínculos que vencen en diciembre. En diálogo con LA GACETA, su representante, Wilfredo Olivera, actual defensor de Racing de Córdoba y exfutbolista del “Santo” en la temporada 2022/2023, confirmó que el tema aún no se trató formalmente. “Habrá que esperar y ver cuáles son las intenciones de ellos (la futura comisión directiva) con respecto al futuro del club y los jugadores”, explicó.
Olivera conoce bien a Vera y al ambiente de La Ciudadela. Compartieron vestuario cuando el defensor vestía la camiseta “rojiblanca” y desde entonces mantienen una relación cercana. Por eso, el representante subraya un aspecto que puede jugar a favor. “Él siempre se sintió cómodo en San Martín. Obviamente se analizarán otras cuestiones más adelante”, señaló, dejando abierta la posibilidad de continuar.
Para el futbolista, el vínculo con el club va más allá de lo profesional. Criado en el barrio 20 de Junio, su casa da justo a la cancha del club “Lavacoches”, donde su padre aún trabaja como canchero. De ahí partía cada mañana con su abuelo o algún vecino rumbo a Cebil Redondo para entrenar. En sus primeros años, cuando la familia atravesaba dificultades económicas, su madre Silvia hacía alfajores de maicena que Ulises vendía en la pensión del club para colaborar con los gastos. Esa historia de esfuerzo y pertenencia es la que hoy lo convierte en un símbolo de lo que San Martín dice querer recuperar.
A la espera de definiciones políticas, el jugador mantiene la calma y entrena por su cuenta.
Sabe que la pelota volverá a rodar el 6 de noviembre, cuando el plantel retome los trabajos bajo la conducción de Campodónico, aunque el propio entrenador tampoco tiene asegurada su continuidad.
La próxima dirigencia deberá decidir si Vera será parte de ese nuevo punto de partida. En medio de un mercado que se avecina complejo y con varios contratos en revisión, su caso será una prueba de gestión: retener a un futbolista formado en casa, con proyección y sentido de pertenencia, o dejarlo escapar en silencio.
Tarea para la nueva CD
En una temporada marcada por la frustración deportiva y la incertidumbre institucional, Vera fue una de las mejores noticias que dejó el año. Su crecimiento dentro de la cancha contrasta con la improvisación fuera de ella. Por eso, más que un trámite administrativo, su renovación será una señal: si el nuevo San Martín quiere reconstruirse, debe empezar por cuidar a los que lo sienten propio.






















