MALOS HÁBITOS. El sedentarismo laboral incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares Infobae
En ocasiones, las tareas laborales o algunas labores hogareñas implican estar sentado durante varias horas. Darse un tiempo para moverse, es difícil. Si programar una rutina de ejercicios es casi imposible de hacer, hay una alternativa, no igual de eficaz, pero altamente mitigante. No existen alimentos que sustituyan el ejercicio, pero sí hay patrones alimentarios que favorecen un metabolismo más activo y reducen los daños del sedentarismo para que los vasos sanguíneos estén más saludables.
Una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) muestra que comer determinados alimentos son eficaces ante los efectos adversos de estar largos períodos sin moverse. Vale para el trabajo, para aquellos fanáticos de ver series o de leer en la comodidad de un sofá.
En la lista se apuntan primordialmente a los alimentos flavonoides que tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Son más de 1.000 compuestos que están presentes en muchas frutas y verduras y otros productos de origen vegetal. Cacao, cebolla, espárragos, lechuga roja, espárragos, tomate, apio, brócoli, fresas, arándanos, uvas, naranjas, frutos secos, té tienen esas propiedades.
El sedentarismo prolongado genera un estado inflamatorio leve y reduce la eficiencia del metabolismo. Por ello ingerir frutas y verduras coloridas ayudan en este punto a proteger las células. Con pescados grasos, como salmón, sardina, caballa que contienen omega-3 habrá una mejor circulación y menor rigidez arterial.
También se debe poner atención en mantener una energía estable. Estar mucho tiempo sentado puede enlentecer el metabolismo y generar picos de glucosa seguidos de fatiga. Aquí los cereales integrales (avena, quinoa, arroz integral, pan de centeno), legumbres (lentejas, garbanzos, porotos), proteínas magras (huevo, pollo, yogur natural, tofu, pescado blanco) y beber agua y té verde ayudarán.
Desde la OMS
Según la Organización Mundial de la Salud, la automatización y el trabajo digital han reducido drásticamente el gasto energético cotidiano. “Sentarse es el nuevo fumar”, dicen los especialistas.
La mayoría de los empleos en oficinas o call centers implican más de ocho horas diarias de inactividad física, lo que se asocia con mayor riesgo cardiovascular y trastornos musculoesqueléticos.
Si bien las herramientas teconológicas liberaron esfuerzo físico, también generaron inmovilización. Esa combinación nociva puede resolverse en el ámbito laboral destinando minutos a acciones puntuales. Se pueden hacer micro-movimientos y pausas activas interrumpiendo el sedentarismo cada 30–60. La recomendación es hacer entre 2 y 5 minutos de movimiento ligero, como caminar, estirarse, levantarse, por cada hora sentada.
Culturalmente hay que modificar el concepto de "hacer ejercicio" en el trabajo. La percepción del movimiento debería ser transformada a un concepto de reintegrar el movimiento al día de trabajo. Por ejemplo, subir escaleras, pararse para leer o atender llamadas, caminar durante reuniones. “Moverse no distrae del trabajo: lo mejora. El cuerpo activo mantiene una mente más alerta y flexible”, escribió el autor de "La felicidad real" (The Real Happy), el psiquiatra, Anders Hansen.





















