El futuro no será binario: ¿por qué tu cerebro analógico necesita entender el mundo cuántico?

Fuente: Nano-banana de Google DeepMind. Fuente: Nano-banana de Google DeepMind.

Crónicas del futuro... no tan futuro (Parte 4 de 5).

Federico Lix Klett
Por Federico Lix Klett 02 Noviembre 2025

Fundador de FALK AI, FALK Impellers y FALK Advertising Matters. Es pensador, hacedor, comunicador, formador e impulsor de innovación y transformación en las organizaciones.

Tema difícil el de hoy, por diferentes razones. Primero, porque me apasiona pero soy ignorante. Segundo, porque la palabra “cuántica” se usa para vender humo del bueno. Me imagino lo que el genio argentino Juan Martín Maldacena debe sentir cada náuseas cada vez que escucha “retiro cuántico”, “sanación cuántica” o “márketing cuántico” y esas sandeces.

Si sobreviviste a las crónicas anteriores, donde desarmamos nuestras viejas ideas sobre la política y la economía. Hoy nos toca meterle el bisturí a ese hueso duro, el bocho. Vamos a tener que pensar con otras reglas y modificar la estructura de cómo concebimos la realidad.

Porque nuestro mayor error de "revisionismo histórico hacia el futuro" no es creer que la democracia será eterna o que la economía continuará con las mismas reglas pero aceleradas. Es creer que el entendimiento de la física de mañana funcionará como el de ayer. Estamos tratando de entender el futuro con un cerebro analógico, que apenas se acostumbró al mundo digital, mientras la ciencia ya está jugando en una liga completamente nueva: la cuántica.

Del Walkman al logo de VAIO: la evolución en tu cabeza

Hagamos un viaje rápido para entender de qué hablamos.

- El Mundo Analógico: Era el de las ondas. El del vinilo, el cassette. Un mundo continuo, lleno de matices, de "ruido", de imperfección hermosa. La realidad era una onda que grabábamos.

- El Salto Digital: Y de repente, el pulso. El 1 y el 0. Encendido o apagado. El CD, el streaming. Rompimos la onda en millones de pedacitos discretos para poder calcularla, copiarla perfectamente. La realidad se volvió código. Las ideas replicables infinitamente sin desgaste.

Amo el logo de las notebooks Sony VAIO de los 90 fue la metáfora perfecta de esa transición: la 'V' y la 'A' dibujaban una onda analógica, mientras que la 'I' y la 'O' eran los números 1 y 0 del mundo binario. Un matrimonio hecho marca. Durante 30 años, vivimos ahí. Pero ahora estamos entrando en una tercera fase.

El futuro no será binario: ¿por qué tu cerebro analógico necesita entender el mundo cuántico?

El casino cuántico: el pulso que vibra

La Ley de Moore (que expresa que aproximadamente cada 2 años se duplica el número de transistores en un microprocesador) está casi obsoleta. Los transistores están llegando a su límite físico, al punto en que no se pueden achicar más nanómetros sin que las leyes cuánticas empiecen a jugar en contra. Además, la física que manda en el universo de lo muy pequeño no es binaria. Es un universo de probabilidades. Y acá entra la cuántica.

Sin venderte humo con espiritualidad barata o sanaciones astrales: la computación cuántica es la física más rara y anti-intuitiva que conocemos, convertida en tecnología. Aquí me meto en el barro por tener que escribir sobre algo que toco de oídos (acepto correcciones de los duchos de la materia).

Su unidad básica no es el bit (1 ó 0), es el qubit. Y un qubit es -simplificadísimo- "un pulso que vibra". Aprovecha la dualidad onda-partícula: se comporta como una onda de probabilidad, existiendo en una superposición de infinitos estados entre 0 y 1. Pero cuando lo medimos, "colapsa" en un pulso: 0 ó 1.

Sumale el entrelazamiento –dos qubits conectados de forma "fantasmal", como decía Einstein, sin importar la distancia– y tenés una máquina que no resuelve un problema paso a paso, como tu compu. Un ordenador cuántico explora todas las soluciones posibles al mismo tiempo.

¿Te vuela la cabeza? A mí también. Porque rompe la lógica con la que fuimos cableados para sobrevivir.

Ok, ¿y a mí qué?

El que dice "la computación cuántica es ciencia ficción", es el nuevo Steve Ballmer diciendo que el iPhone iba a fracasar.

Porque esto ya no es teoría. Esta misma semana, en el "Quantum Summer Symposium", Sundar Pichai, el CEO de Google, anunció que lograron el "cómputo cuántico útil": su último procesador resolvió un problema científico real más allá de lo que la supercomputadora clásica más potente puede verificar. Ya no es un juguete de un único laboratorio, es replicable por otros centros de investigación. Es una herramienta que empieza a superar a todo lo que hemos construido antes.

El futuro no será binario: ¿por qué tu cerebro analógico necesita entender el mundo cuántico?

Y esto acelera todo. La Era de la Humanidad Aumentada entra en velocidad warp. ¿Qué podríamos esperar los próximos años?:

- Medicina: El diseño de fármacos para el cáncer o el Alzheimer se acelerará gracias a un proyecto open source de Google como AlphaFold vitaminado pudiendo predecir el doblado de proteínas en segundos, desnudando los secretos de la biología.

- Ciencia de Materiales: Podremos diseñar baterías que duren meses o superconductores. Crear materiales resistentes a temperaturas extremas sin perder su estabilidad, etc.

- IA Cuántica: Una nueva generación de Razonamiento Computacional que podrá resolver problemas de optimización hoy imposibles y, tal vez, la llave de apertura a la ansiada AGI (Inteligencia Artificial General).

- El Lado Oscuro: Un ordenador cuántico lo suficientemente potente podría romper en segundos la criptografía que protege tus cuentas bancarias y los secretos de Estado. Aunque ya se están desarrollando protocolos de criptografía post-cuántica (PQC), la carrera es vertiginosa.

Maldacena y la pregunta por la realidad

Pero la cuántica no solo cambia la tecnología. Nos obliga a cuestionar la realidad misma. El físico teórico argentino Juan Martín Maldacena, uno de los capos mundiales en este tema, propuso la "Conjetura de Maldacena". Para explicarlo en criollo: sugiere que nuestra realidad 3D con gravedad podría ser una especie de "holograma" proyectado desde un universo cuántico más simple y plano. Sigo tratando de entenderlo y me cuesta, ja. Leelo de nuevo. Que nuestra realidad sea un holograma.

Cuando la física de vanguardia empieza a sonar como el guión de Matrix, te das cuenta de que mirar el futuro con nuestras reglas de siempre no es solo un error. Es una ingenuidad.

El salto a la cuántica es una lección de humildad para nuestro bocho. Nos obliga a dejar de pensar en certezas y empezar a pensar en probabilidades y sistemas complejos.

El "revisionismo histórico hacia el futuro" es, en el fondo, un pecado de soberbia por ignorancia tozuda. Es la arrogancia de creer que las reglas que entendemos hoy son las reglas del universo. Y la cuántica nos da un sopapo y nos dice: "Apenas estás empezando a entender el juego".

Gracias a todos los físicos del mundo que nos abren las puertas de la verdad una y otra vez.

Por Federico Lix Klett

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