Foto de Diego Araoz/LA GACETA.
Con los documentos sobre el escritorio y el eco del último partido aún en el aire, Rubén Moisello puso punto final a su gestión en San Martín. El dirigente, que hoy formalizó su salida junto a toda la comisión directiva, recibió a LA GACETA en su oficina y se sinceró sobre el golpe más duro: la eliminación por el primer ascenso contra Aldosivi.
“Estuve en Rosario con mi familia. El clima en el hotel era de triunfo seguro. Se tergiversaron muchas cosas. Se dijo que hubo fiesta, música, joda, y eso fue mentira. Como máximo, hubo varios jugadores que recibieron a sus familias. Tal vez el error, y eso lo hablé con el técnico de ese momento, (Diego) Flores, fue permitir tanta cantidad de gente alrededor del plantel”, dijo con la voz entrecortada.
Moisello también recordó el clima de aquellos días. “A mí no me parecía lo más adecuado, pero eran personas allegadas; no estamos hablando de desconocidos. Nosotros quisimos concentrar en un lugar más apartado, pero Flores nos pidió que no. Si él consideraba que era lo mejor, ¿quiénes éramos nosotros para decirle que no? Hasta ese momento venía bien, había clasificado con mucha anticipación y el equipo estaba primero”, reconoció.
En diálogo con LA GACETA, explicó que ese partido fue un antes y un después: “A partir de Rosario se derrumbó todo lo que habíamos construido. Perdimos la confianza, la fe, la energía. Se dijo que no queríamos ascender, que 'no nos convenía'. Una locura. Si algo necesitábamos era estar en Primera. Pero hubo gente que difundió mentiras en redes sociales y eso nos hizo muchísimo daño".
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“Porque el dolor fue enorme. No lográbamos digerirlo. En mi caso, además, tuve un problema de salud por el estrés. Sufrí herpes zóster, dormía muy poco, tuve que tratarme y alejarme del club seis o siete meses. No podía ni estar sentado sin dolor. Era imposible salir a hablar”, concluyó.





















