03 Noviembre 2025
Foto de Matías Vieito/LA GACETA.
Mientras firmaba los últimos papeles en La Ciudadela, Rubén Moisello reconocía que la etapa al frente de San Martín había llegado a su fin. “Nos fuimos porque ya no había fuerzas”, resumió en diálogo con LA GACETA.
“El club se volvió un lugar hostil. Era momento de irnos para no hacer más daño”, explicó. Contó que los últimos meses fueron los más duros: “El cansancio era físico y mental. Dormía tres horas por día y terminé enfermo. Esto me quitó salud.”
Moisello aseguró que la decisión fue colectiva. “El clima estaba envenenado y, al primer traspié, nos iban a sacar con los bomberos”, dijo, entre risas amargas.
En charla con LA GACETA, agregó que septiembre fue el mes del quiebre. “Cuando no pudimos pagar los servicios entendí que el ciclo estaba cumplido. El club necesitaba aire nuevo.”
Un adiós con alivio y tristeza
“Dejamos el club ordenado, con obras terminadas y sin deudas. Me voy con tristeza, pero en paz. A veces irse también es una forma de cuidar lo que uno ama.”
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