La Gaceta / Foto de Osvaldo Ripoll
Durante años, el deporte tucumano se fue quedando sin fuerza. Menos eventos, menos turistas, menos selecciones y casi nada de ruido. Una provincia que supo vibrar con estadios llenos hoy parece una sala de espera silenciosa. Sin embargo, en medio de esa terapia intensiva, el tenis decidió rebelarse.
No esperó gestiones eternas, no pidió permiso ni se resignó; y trajo un WTA 125, uno de los torneos más importantes del circuito femenino en Sudamérica, con jugadoras de más de 20 países, transmisión por ESPN, Disney+ y streaming mundial.
Pocas veces el deporte tucumano ofreció un contraste tan nítido. Mientras casi todas las disciplinas pesan menos que antes (parece haber menos inversión y por eso hay menos eventos, menos visibilidad y menos futuro), el tenis crece en silencio y en profundidad. No con promesas, sino con hechos.
Tucumán había recibido en abril un Challenger 50 ATP y el año pasado un W50. Y ahora, un WTA 125; la segunda categoría más importante del circuito WTA. Mientras tanto, el resto del deporte tucumano parece haber entrado en hibernación.
Los Pumas no juegan en la provincia desde 2016. El único impulso reciente llegó con el fenómeno Tarucas en el Súper Rugby Américas, que encendió una chispa en el rugby local, aunque eso parece no alcanzar para recuperar la presencia internacional que alguna vez tuvo Tucumán. La Selección Argentina de fútbol solamente vino dos veces en los últimos 20 años, siempre con juveniles, Las Leonas dejaron de visitar la provincia en 2018, y el famoso estadio de hockey de Natación y Gimnasia (construido para ser la casa del hockey internacional desde 2013) brilló apenas una vez: en Liga Mundial Femenina. Después, la nada misma (sólo cobijó un par de Argentinos de selecciones). Un estadio vacío, silencioso, que sólo fue sede de partidos de locales, que fue perdiendo brillo y que hoy es casi un símbolo perfecto del abandono.
Por eso, una vez más, la comparación parece inevitable. Santiago del Estero será en diciembre sede de la FIH Pro League, con las mejores selecciones del planeta. Tucumán, otra vez, observará desde la baranda.
El boxeo tampoco ofrece veladas importantes, el básquet no tiene torneos de elite y el vóley también parece detenido en el tiempo.
De esa manera, todo el movimiento turístico, hotelero, gastronómico y deportivo se paralizó.
Por eso, lo que sucedió toda esta semana fue perfecto para nuestra provincia. Porque en medio de ese desierto algo floreció.
El tenis no esperó a nadie. Lo contó Mariano Ink, director de Tennium, en su paso por “Fuerte al Medio”, el ciclo deportivo de LG Play. “Estamos logrando el objetivo de poner a Tucumán en el contexto mundial del deporte. La WTA está súper contenta con el nivel del evento, con la calidad de las jugadoras y con los estándares organizativos”, afirmó.
No dijo “región”; dijo “mundo”. Claro, nada llegó por azar y tampoco hubo milagros.
Hubo gestión, trabajo y alguien con peso, historia y credibilidad global: Mercedes Paz, capitana del equipo argentino de Billie Jean King Cup, tucumana, ex top 30 y respetada en cada federación del planeta.
Cuando el torneo que debía jugarse en Bolivia se cayó por cuestiones políticas, la llamaron y “Mecha” ni lo dudó. “¿Podemos llevarlo a Tucumán?”, le preguntaron. “Arrancamos ya”, contestó, y se puso manos a la obra.
Apuro
No había margen. Había que hacer en semanas lo que otros países hacen en un año. Y aun así, sucedió.
La WTA exige infraestructura y logística acorde a Estados Unidos, Europa o los grandes eventos sudamericanos. Y la organización del torneo remozó el Tucumán Lawn Tennis: hubo renovación de canchas, vestuarios femeninos ampliados, espacios para fisioterapeutas, salas de trabajo para jugadoras, prensa, árbitros y jefes de logística.
Las etapas finales se vieron en toda Latinoamérica por ESPN y Disney+ en vivo. Y Tucumán no apareció en un zócalo o en una placa, sino como sede y a la altura de las circunstancias.
En un país en el que los eventos deportivos internacionales se concentran en capitales o en estadios de lujo, Tucumán volvió al mapa sin prometer ni llorar.
Pero el impacto más grande ocurrió dentro de la cancha.
La presencia argentina fue histórica: 11 jugadoras entre el main draw y la clasificación. Hace cuatro años, necesitaban invitaciones para competir y hoy están en carrera por mérito y por desarrollo. “Lo que está pasando en Tucumán era impensado hace cinco años. Este torneo demuestra que el tenis femenino argentino está creciendo y que las chicas pueden soñar sin salir de casa”, aseguró Paz.
¿Por qué una provincia que alguna vez fue sede de selecciones, partidos históricos, giras internacionales y estadios llenos dejó de recibir eventos? Todo parece que por falta de gestión. Porque el tenis no esperó una invitación, ni un llamado; sino que fue a buscar su lugar.
Mientras otras disciplinas aguardan que un dirigente nacional recuerde que la provincia existe, el tenis tucumano se movió como se mueven los que entienden el mundo contemporáneo: con planificación, contactos, inversión, logística, televisación, marketing, confianza institucional y un pie en los circuitos globales. Ahí está la diferencia. El deporte es una industria; premia la acción y castiga la espera.
Por eso este WTA 125 no es solamente un torneo, sino que también es un mensaje: Tucumán puede volver a estar en el mapa mundial del deporte. Puede recibir eventos grandes, atraer deportistas, entrenadores, periodistas, turismo y medios internacionales.
El tenis volvió a dejarlo en claro y eso, en Tucumán, no es un detalle menor.




















