Durante siglos, la percepción humana se explicó a partir de los cinco sentidos tradicionales: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Más tarde se incorporaron sentidos adicionales vinculados al equilibrio, la saciedad o la noción del tiempo. Pero ahora, un nuevo estudio podría ampliar aún más ese mapa perceptivo: los humanos serían capaces de detectar objetos sin tocarlos, gracias a una forma de “tacto remoto” nunca antes demostrada de manera tan clara.
La investigación, realizada por expertos de la Universidad Queen Mary de Londres y el University College London, plantea que nuestro sistema nervioso puede leer microvariaciones de presión y señales táctiles mínimas que, aunque no lleguen a la conciencia, permiten identificar la presencia de objetos cercanos. Un mecanismo comparable al que utilizan algunas aves para ubicar presas bajo la arena.
El trabajo, liderado por la investigadora Elisabetta Versace, empleó un diseño experimental tan sencillo como revelador. Doce jóvenes de entre 18 y 26 años introdujeron sus dedos índices en una caja con arena seca, donde se escondía un pequeño cubo plástico que no podían ver. La consigna era avisar cuando sintieran “algo raro”, aun sin haber contacto directo.
Los resultados sorprendieron incluso a los investigadores:
- Detectaron el objeto correctamente en 79 ocasiones sin tocarlo.
- Los dedos estaban, en promedio, a 2,7 centímetros del cubo cuando lograban percibir su presencia.
- Si bien hubo errores y falsos positivos, el nivel de acierto fue muy superior al azar.
“Este experimento cambia nuestra concepción del mundo perceptivo”, señaló Versace, convencida de que estamos ante un sentido humano poco estudiado hasta ahora.
Qué podría explicar este “tacto remoto”
Los científicos creen que este nuevo sentido está relacionado con la capacidad del sistema nervioso para captar sutiles alteraciones en la presión del aire o de la arena, producto de la presencia de objetos cercanos. Aunque el cerebro no lo traduzca en sensaciones conscientes, estas señales serían suficientes para generar una respuesta perceptiva.
La idea tiene antecedentes en la naturaleza:
- Aves que detectan vibraciones en la arena húmeda a través del pico.
- Mamíferos capaces de percibir movimientos imperceptibles sin verlos.
- Humanos que ya conocen sentidos adicionales como el equilibrio, la percepción temporal o la saciedad.
Sin embargo, es la primera vez que esta habilidad se comprueba en condiciones controladas.
De los sensores biológicos a los robots inteligentes
El descubrimiento no solo amplía el entendimiento de nuestra percepción: también podría revolucionar la tecnología. Según Lorenzo Jamone, especialista en Robótica e Inteligencia Artificial, el objetivo es desarrollar máquinas que “usen sus manos con la misma inteligencia que los humanos”.
Sensores inspirados en este “séptimo sentido” podrían permitir que robots:
- encuentren personas bajo escombros tras un sismo,
- detecten objetos enterrados sin dañar el suelo,
- exploren el terreno de otros planetas sin necesidad de excavaciones invasivas.
¿Un séptimo sentido o uno más entre muchos?
A lo largo de los años, diversas capacidades han sido propuestas como “sexto sentido”: la intuición de peligro, la sensación de ser observado, la orientación magnética o la percepción interna del tiempo. Algunos científicos incluso creen que los humanos podríamos tener más de 20 sentidos.























