NUEVO DESAFÍO. Atlético Tucumán arranca un año más complicado que lo habitual con la tabla de promedios.
Con el campeonato ya finalizado, Atlético Tucumán transita horas de definiciones. El plantel recibió una licencia cuando parecía que las prácticas iban a continuar, Hugo Colace planifica una pretemporada sin certezas sobre su regreso al trabajo y la dirigencia debe resolver tanto la continuidad del entrenador como el rearmado del equipo.
Todo esto en la antesala de una temporada que será determinante: por primera vez desde su retorno a Primera, el “Decano” deberá observar con extrema cautela la tabla de los promedios.
Si no se producen cambios significativos en el reglamento -algo que no sería inédito, como ocurrió en junio de 2023 cuando, con 21 fechas ya disputadas, la AFA redujo de tres a dos los descensos-, en 2026 se repetirá el formato de este año. Es decir: un descenso por tabla anual y otro por promedio.
La jornada definitoria del sábado cerró la pelea por la permanencia y confirmó los dos descensos directos de esta temporada. San Martín de San Juan quedó último en la tabla de promedios tras perder 4-2 ante Aldosivi en Mar del Plata, mientras Godoy Cruz, que empató 1-1 con Riestra, perdió la categoría por su ubicación final en la sumatoria anual.
De cara a 2026, la tabla de promedios se perfila como una amenaza concreta para el “Decano”. Con la suma de las campañas 2024 y 2025, Atlético quedará ubicado entre los últimos seis puestos (sin contar los dos ascendidos), con un coeficiente de 1,151 (84 puntos, en 73 partidos disputados).
El equipo de 25 de Mayo y Chile no había llegado tan comprometido en los últimos años: inició 2025 entre los últimos 10, en 2024 entre los últimos 14, en 2023 entre los últimos 9 y en 2022 entre los últimos 7.
Con el mismo coeficiente aparece Central Córdoba, mientras que por debajo quedarán Newell’s (82 puntos), Banfield (76), Aldosivi (33, pero divide en dos temporadas) y bastante más relegado Sarmiento (70). A esa tabla habrá que sumar el rendimiento de los ascendidos: Gimnasia de Mendoza y el ganador del cruce entre Estudiantes de Río Cuarto y Deportivo Madryn, que disputarán la final por el último ascenso en una serie de ida y vuelta cuya primera cita será este sábado desde las 22.15.
El panorama, a simple vista, luce complejo. Sin embargo, es clave recordar que sólo un equipo desciende por promedio, y en ese rubro Sarmiento aparece realmente comprometido: necesita descontarle 14 puntos a Atlético para alcanzarlo en el coeficiente. Si el “Verde” no logra una campaña muy por encima de lo habitual, partirá con escasas chances de mantenerse en Primera.
El otro factor determinante es el de los ascendidos. Al dividir su puntaje únicamente por una temporada, cada triunfo o derrota pesará mucho más que para el resto, como le ocurrió a San Martín de San Juan: al sumar menos puntos que partidos (28 en 32), quedó condenado con un coeficiente de 0,875.
Por otra parte, una campaña apenas regular -alrededor de 35 puntos- le alcanzaría a un recién ascendido para zafar; pero si no llega a 30, sus posibilidades de permanencia se reducen de manera drástica.
¿Cuántos puntos necesitaría Atlético para estar tranquilo? Si el “Decano” repite la producción de este año (32 unidades) alcanzaría un coeficiente de 1,123. Ese número, si bien no condenó a ningún equipo en las últimas cuatro temporadas, lo dejaría al borde mismo del abismo: quedaría a la altura de Newell’s y apenas por encima de Banfield, Aldosivi y Sarmiento (igualmente habría que ver qué campaña realizan esos equipos).
Ahí, el problema es que dependería demasiado del rendimiento ajeno: una buena campaña de cualquiera de esos rivales directos podría arrastrarlo hacia abajo.
En cambio, si Atlético logra una campaña apenas superior (por ejemplo, 42 puntos, es decir, tres victorias y un empate más) su coeficiente subiría a 1,219.
Con ese registro, no debería correr riesgos: ningún equipo descendió con ese promedio en los últimos años y Sarmiento necesitaría sumar 58 puntos sólo para alcanzarlo, sin contar cómo podrían rendir los otros equipos comprometidos.
Así, aunque la tabla intimide, el “Decano” tiene un horizonte claro: una campaña similar o ligeramente mejor que la actual -en la que terminó entre los seis peores del año y apenas obtuvo dos de los últimos 45 puntos como visitante- debería bastar para asegurar su continuidad en Primera. Eso sí, no podrá relajarse: el sólido colchón de 50 puntos logrado en 2024 se descontará en 2027, por lo que al equipo de Colace le convendrá sumar más de lo estrictamente necesario en 2026 para no complicarse a futuro.
¿Con qué herramientas afrontará Atlético ese desafío? Esa es la pregunta que inquieta a los hinchas, que observan con preocupación un club todavía sin certezas. Hoy predominan las dudas y no las respuestas.
La continuidad de Colace tampoco está garantizada. “A mí me dijeron que era hasta el final del torneo; después se vería”, admitió el entrenador. Y puertas adentro el clima no es más claro: la comisión directiva aparece dividida en dos posturas marcadas.
Un sector, el de mayor peso, apuesta por su continuidad, destacando su conocimiento del plantel, de las divisiones juveniles y del estado emocional del grupo. Otro sector, en cambio, considera que la desafiante temporada 2026 demanda un perfil distinto. La decisión aún no está tomada, pero el club deberá resolverla de inmediato, porque también allí se juega un partido clave.
En cuanto al armado del plantel, gana fuerza la idea de sostener la base juvenil, respaldada por el excelente rendimiento de la Reserva (un punto a favor para Colace). A eso, según trascendió, se le sumarían entre tres y cinco refuerzos puntuales para cubrir necesidades específicas.
De este modo, Atlético atraviesa días decisivos. La tabla de promedios lo mira de reojo, pero todavía le ofrece un margen razonable para trabajar con discreción y planificar sin sobresaltos. El desafío será no desperdiciar esta nueva oportunidad.






















