MUESTRA ANUAL. El evento presentó trabajos y proyectos finalizados de alumnos. / LA GACETA, MARIA JOSE MONTEROS
La muestra anual de la Escuela Parroquial Juan XXIII no pasó inadvertida en La Florida. Se trata de un establecimiento conocido desde hace décadas por la enseñanza de oficios a jóvenes y adultos de esta zona de Tucumán. Este año la jornada tuvo un condimento especial: además de la exhibición de trabajos, donde brillaron las creaciones de peluquería con estética oriental (ver nota por separado), la institución inauguró un piso nuevo con tres aulas que permitirá ampliar talleres, sumar cupos y acompañar el crecimiento de la comunidad educativa.
La muestra reunió a familias, vecinos y docentes en una tarde que combinó exposición, celebración y emoción. Con alrededor de 150 estudiantes que llegan desde La Florida, Delfín Gallo y áreas cercanas, la escuela se convirtió en un punto de formación accesible y clave para el desarrollo de capacidades laborales del Este tucumano.
COMUNIDAD. Familias, estudiantes y vecinos acompañaron la muestra anual y celebraron los trabajos del cierre de ciclo. / LA GACETA, MARIA JOSE MONTEROS
Entre quienes se acercaron estuvo Candela Barrera, estudiante del taller de Peluquería Profesional, que resumió lo que muchos expresaron durante la jornada: “para muchas de nosotras, esta escuela fue la puerta para aprender algo que realmente nos sirve. A veces se complica viajar a la capital y acá encontramos un lugar donde nos toman en serio, donde podemos practicar, equivocarnos y volver a intentar”.
Rita Páes, la directora saliente que se jubila después de 39 años de trabajo, vivió la jornada con una mezcla de alegría y despedida. Aunque su historia personal movilizó a muchos, el verdadero protagonista del día fue el edificio que crece, las aulas que se llenan y la comunidad que sigue apostando a los oficios como herramienta de transformación.
MUESTRA ANUAL. El desfile reunió peinados, vestuarios y producciones realizadas por las alumnas como parte del trabajo final del año. / LA GACETA, MARIA JOSE MONTEROS
Oportunidades reales
La exhibición dejó a la vista un fenómeno en expansión: muchos estudiantes ya convierten los trabajos de taller en pequeños emprendimientos. La producción textil fue un claro ejemplo. En las mesas y percheros se expusieron prendas que durante el año pasaron de ser ejercicios de clase a piezas listas para vender: ropa deportiva, pijamas, conjuntos sastreros, disfraces y uniformes escolares. Las producciones no sólo mostraron técnica, sino que también reflejaron la creatividad y el pulso emprendedor de las alumnas.
Uno de los momentos más celebrados de la muestra fue el desfile donde los modelos fueron familiares, amigos y clientes. Niños con disfraces y batas de toalla, jóvenes con conjuntos pensados para uso cotidiano, como ropa deportiva, conjuntos sastreros: la escena reveló cómo la escuela impacta en la economía local.
MUESTRA ANUAL. El evento presentó trabajos y proyectos finalizados de alumnos. / LA GACETA, MARIA JOSE MONTEROS
Los talleres de herrería, carpintería y electricidad expusieron estructuras metálicas e instalaciones básicas. Cada proyecto mostró cómo se trabajan habilidades prácticas que, en un ámbito con demanda constante de mano de obra en oficios tradicionales, siguen siendo esenciales.
Mientras observaba las producciones de su curso, Franco Roldán, alumno de carpintería, señaló: “acá aprendemos algo que podemos usar mañana mismo. En mundo necesita carpinteros, electricistas, panaderas, peluqueras. La escuela nos da esa base para empezar y eso cambia mucho las oportunidades que tenemos”.
Un nuevo piso para una matrícula que no deja de crecer
La tarde tuvo un hito que marcó el rumbo de lo que viene: la habilitación del nuevo piso. Son tres aulas amplias y equipadas, pensadas para talleres que necesitan más espacio. La obra se concretó con el aporte de docentes, vecinos y estudiantes, lo que la vuelve aún más significativa.
Durante la inauguración se remarcó que la escuela supo aprovechar, años atrás, los recursos de la ley de financiamiento educativo, que permitió equiparla con máquinas, herramientas y mobiliario. Pero también se hizo foco en el presente: hoy, con menos asistencia estatal, la comunidad se organiza, gestiona y sostiene el crecimiento con esfuerzo propio.
MUESTRA ANUAL. El evento presentó trabajos y proyectos finalizados de alumnos. / LA GACETA, MARIA JOSE MONTEROS
Este piso nuevo permitirá sumar plazas, mejorar las condiciones de los talleres más concurridos y avanzar en proyectos vinculados con el mundo laboral. La institución trabaja para reforzar convenios con comercios, empresas y movimientos sociales para facilitar prácticas y bolsas de trabajo, una demanda muy presente entre los jóvenes que buscan su primera experiencia laboral.
Una despedida que emociona y una comunidad que se proyecta
La muestra de fin de año coincidió con la despedida de Rita Páes, quien ingresó a la escuela con 20 años y acompañó a múltiples generaciones. Su mensaje fue directo: formar técnicamente importa tanto como formar en valores. “Cuidamos la calidad humana tanto como la técnica”, expresó. Y subrayó que la misión de la escuela es preparar a los estudiantes para que salgan al mundo con herramientas reales y con confianza.
DESPEDIDA. La directora Rita Páes compartió un mensaje sobre el valor del oficio. / LA GACETA, MARIA JOSE MONTEROS
Las familias presentes reconocieron esa impronta. Algunas voces subrayaron que la escuela representa una oportunidad concreta para quienes no pueden viajar a educarse a San Miguel de Tucumán. En La Florida y sus alrededores, la formación en oficios se convierte en un camino posible, inmediato y valioso. Más allá del fin del ciclo de la directora, el cierre dejó una sensación satisfactoria compartida: el edificio crece, la matrícula aumenta, los talleres se diversifican y los oficios encuentran un espacio donde florecer.






















