Recuerdos fotográficos: 1993. “Yo soy el conductor del OVNI”
En este espacio de “Recuerdos” LA GACETA busca revivir el pasado a través de imágenes que se encuentran guardadas en ese tesoro que es el Archivo de LA GACETA. Esperamos que a ustedes, lectores, los haga reencontrarse con el pasado y que puedan retroalimentar con sus propios recuerdos esta nueva sección.
Tal como ocurrió hace una semana en que se vieron luces extrañas en el cielo tucumano, el martes 16 de noviembre de 1993 todo el sur capitalino se alborotó por juegos lumínicos sobre los barrios Independencia y Mutual Policial. A las 23.50 en la escuela de este barrio un grupo de padres despedía a sus hijos que estaba a punto de partir de gira a Carlos Paz. Entre viajeros, padres y amigos eran unas 250 personas. Según relató Mario Rodrigo, alguien gritó “¡Miren! ¡Miren!” “Todos levantamos la vista al cielo. Vimos varios círculos concéntricos de luces grises, no demasiado brillantes, ni con haces de luz. Todos ellos conformaban un solo cuerpo que giraba a gran velocidad y se desplazaba en ángulos y por instantes quedaba suspendido y con las luces encendidas. Esto duró entre cinco y 10 minutos; al cabo de ese tiempo, empezó a girar aceleradamente y desapareció”.
La gente, sorprendida, se quedó mirando el cielo durante varios minutos. “En el lugar donde oscilaba el cuerpo quedó una estela roijiza, que contrastaba con el azul del cielo”. “No vimos formas, tampoco tamaño. Tenía unos 50 metros de diámetro”, estimó Rodrigo, según la crónica de LA GACETA del jueves 18, que se ilustró con un dibujo bajo el título “Un OVNI paseó por esta ciudad”.
Una familia en el barrio Independencia quedó profundamente impresionada, al punto que entre todos hicieron un dibujo de la parte de abajo del supuesto plato volador. “Estábamos viendo TV -contó Luis Ciriaco Cortés- con mi mujer, Silvia, y mis hijas Roxana y Karina. Como no me gustaba el programa, me fui afuera. De pronto, una luz grisácea iluminó con gran resplandor toda la manzana”. Cortés llamó a todos. “Nos quedamos quietos y callados. Se movía en ángulos perfectos y mirándolo desde nuestra posición pudimos observar muchos rombos que eran opacados por un impresionante movimiento circular”. Su hijo Silvio calculó que estaba a unos 300 metros de altura.
El sábado a la mañana, un señor se presentó en la redacción de LA GACETA y pidió hablar con el editor de turno. “Yo soy el conductor del OVNI”, se presentó. Era Jorge Freindenberger (foto), gerente operativo del hipermercado Libertad, muy divertido por el efecto que había causado su juguete nuevo, un poderoso cañón de luces llamado “Sky Flowers”. “Es un equipo de luces nunca visto en el país, con luces muy potentes que logra un alcance de más de 10 kilómetros”, dijo, “En días de cielo nublado como el del martes, concentra luces en un gran círculo que gira. Este equipo tiene la posibilidad de hacer varios movimientos horizontales, verticales y giratorios, que nuestro hipermercado utilizará en forma regular todas las noches, como efecto de atracción pública”, concluyó, zanjando todas las dudas sobre el OVNI trucho.


















