Más allá de su función estética, las uñas pueden reflejar distintos aspectos de la salud general. Por eso, cualquier cambio en su color, textura o superficie suele llamar la atención. Entre los signos más comunes están las manchas blancas, pequeñas marcas que con frecuencia pasan desapercibidas o se explican mediante mitos muy arraigados.
Estas manchas, conocidas médicamente como leuconiquia, pueden adoptar la forma de puntos, líneas o áreas blanquecinas tanto en manos como en pies. Suelen hacerse visibles cuando se retira el esmalte, pero no constituyen una enfermedad en sí misma: funcionan como un indicador de algún proceso subyacente o simplemente de un daño leve en la uña.
¿Por qué aparecen las manchas blancas?
Aunque se asocian popularmente con la falta de calcio, esta creencia no tiene sustento científico. Los dermatólogos explican que la mayoría de los casos se debe a microtraumatismos repetidos que afectan la matriz ungueal, incluso sin que la persona lo note. Golpear la uña contra la mesa, manipular objetos con fuerza, rascar la zona de la cutícula o ciertos gestos automáticos son suficientes para provocar estas pequeñas lesiones.
En otros casos, la leuconiquia puede estar vinculada a patologías dermatológicas como psoriasis, alopecia areata u onicomicosis. Asimismo, algunos medicamentos, incluidos tratamientos oncológicos, pueden generar un blanqueamiento temporal de la lámina ungueal.
Mitos descartados por los especialistas
La relación entre estas manchas y una carencia de calcio es un mito extendido. La Academia Española de Dermatología y Venereología aclara que el calcio presente en las uñas es mínimo y no determina su dureza ni su color. Tampoco existe evidencia sólida que vincule estas marcas con déficits de hierro o zinc.
Tipos de manchas blancas
Los especialistas distinguen principalmente dos variantes:
Puntos o nubes irregulares: aparecen a medida que la uña crece y se originan por traumatismos leves y repetidos.
Lúnula: la media luna blanca visible en la base de las uñas, especialmente en los pulgares. No es una mancha, sino una parte normal de la anatomía.
Hábitos cotidianos que pueden causarlas
Gestos simples y frecuentes pueden producir microgolpes que dañan la uña. Entre ellos se destacan:
- Golpear la mesa con las uñas.
- Chasquearlas al manipular objetos para generar ruido.
- Presionar o empujar la cutícula.
- Meter las manos en bolsillos ajustados.
- Movimientos automáticos y repetitivos a lo largo del día.
Con el tiempo, estos impactos se manifiestan como pequeñas zonas blancas visibles en la superficie ungueal.
¿Cuándo pueden indicar un problema más serio?
En situaciones poco frecuentes, las manchas adoptan la forma de líneas blancas horizontales marcadas. Este patrón puede estar asociado a intoxicaciones por metales pesados o alteraciones metabólicas severas. También requiere atención médica inmediata si aparecen cambios repentinos, dolor, inflamación o alteraciones simultáneas en varias uñas.
Cómo prevenir las manchas blancas
El cuidado de la cutícula es fundamental, ya que protege la matriz donde se forma la uña. Para evitar lesiones, los especialistas recomiendan:
- No arrancarla ni cortarla en exceso.
- Mantener las manos bien hidratadas.
- Usar aceites nutritivos específicos para uñas.
- Reducir el uso de manicuras agresivas.
- Evitar traumatismos repetidos.
- Utilizar guantes para tareas que impliquen impacto o contacto con químicos.
La leuconiquia es un signo común y generalmente benigno, pero observarla con atención puede ayudar a detectar hábitos dañinos o, en casos puntuales, condiciones que requieren consulta dermatológica. Con cuidados simples y constancia, es posible mantener uñas más sanas y resistentes.






















