Cómo es Berghain, el exclusivo boliche al que hace referencia Rosalía en su nuevo álbum

La artista catalana rinde homenaje en su nueva canción a la mítica discoteca berlinesa, célebre por su estricta política de admisión, su aura de misterio y su culto absoluto a la libertad.

Así es el exclusivo Berghain: el templo del techno que inspiró a Rosalía y donde entrar es casi imposible Así es el exclusivo Berghain: el templo del techno que inspiró a Rosalía y donde entrar es casi imposible Getty Images

A pocos sorprendió que Rosalía titulara Berghain a su nueva canción. Más allá del estilo musical, lo que une a la artista con esta legendaria discoteca de Berlín es su misticismo, su oscuridad, su culto al cuerpo, al sonido y a la libertad total.

Quienes han logrado cruzar sus puertas —tras enfrentar la famosa y temida selección del portero— describen la experiencia como “casi espiritual”. Una sensación que, según la crítica alemana, también respira la canción de la catalana, celebrada en todos los medios del país.

Un templo sin cámaras, sin juicios y sin límites (salvo uno: el respeto)

En Berghain todo está permitido mientras nadie invada la libertad del otro.

Su norma más conocida es la prohibición absoluta de tomar fotos, reforzada con una pegatina que cubre la cámara del móvil. La privacidad es sagrada: lo que pasa en Berghain, se queda allí.

Los visitantes hablan de un lugar donde se diluye el ego, la identidad y el tiempo: un paraíso hedonista y enigmático que vive cada fin de semana desde el viernes hasta el lunes por la mañana.

De una central eléctrica a la mejor discoteca del mundo

El edificio es una antigua central eléctrica de la Alemania Oriental, una mole de hormigón de techos altísimos y acústica incomparable. El New York Times la ha definido como “la mejor discoteca del mundo”.

Su historia comienza en 2004, cuando los promotores Norbert Thormann y Michael Teufele cerraron su mítico club Ostgut —célebre por sus fiestas fetichistas— y se reinventaron en esta catedral del techno.

El nombre Berghain surge de la unión de dos barrios: Kreuzberg y Friedrichshain.

Una estructura laberíntica hecha para perderse

El club está dividido en diversos espacios:

1. Sala principal

Catedral del techno más puro

Acústica excepcional

DJs internacionales de culto

2. Panorama Bar

Estética más luminosa

Sonidos house y variantes más suaves

Grandes ventanales y estructuras industriales originales

3. Espacios experimentales

Salas pequeñas

Propuestas musicales emergentes

4. Dark rooms

Habitaciones oscuras destinadas a encuentros sexuales

Respeto y consentimiento como reglas básicas

5. Jardín de verano

Se habilita en los meses cálidos

Espacios de descanso y fumadores

Berghain es, como dicen sus adeptos, un universo propio.

La entrada más difícil del mundo del ocio nocturno

La entrada cuesta unos 20 euros, pero el verdadero obstáculo es Sven Marquardt, el legendario portero del club.

Marquardt, tatuado, imponente, gótico y fotógrafo de prestigio, es quien decide quién puede cruzar las puertas.

Su criterio es un enigma total: ha rechazado incluso al multimillonario Elon Musk.

Sus reglas no escritas incluyen:

Mantener la calma

No estar borracho ni drogado

No hacer selfies

No generar disturbios

Vestir sobrio (predomina el negro, pero no es obligatorio)

Mostrar actitud y respeto por la música

Más de la mitad de las personas que hacen cola no entran.

La corresponsal Carmen Viñas resume la situación así:

“Es más difícil entrar en Berghain que en la Cancillería alemana”.

El espíritu Berghain: libertad, sonido y anonimato

La filosofía del club busca garantizar un ambiente seguro y auténtico:

No cámaras

No juicios

No personajes que incomoden

Música cuidada al extremo

Libertad total del cuerpo y del movimiento

Por eso, más que un sitio, Berghain es una experiencia. Una que hoy inspira a artistas como Rosalía, cuya canción —aunque sin relación explícita— captura algo de esa esencia prohibida y luminosa.

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