Huirapuca arrasó en el Seven de Aguilares y se quedó con la Copa de Oro y de Plata

El club concepcionense brilló en Aguará Guazú: venció 33-7 a Universitario “A” en la final, repitió el título del año pasado y volvió a mostrar por qué el seven es parte de su identidad. Además, se consagró también en la Copa de Plata.

OTRA CORONACIÓN. Huirapuca defendió su título en el Seven de Aguilares y logró el bicampeonato -ya había ganado en 2024-; el objetivo es llegar de la mejor manera al Seven de Tafí del Valle. OTRA CORONACIÓN. Huirapuca defendió su título en el Seven de Aguilares y logró el bicampeonato -ya había ganado en 2024-; el objetivo es llegar de la mejor manera al Seven de Tafí del Valle. OSVALDO RIPOLL/LA GACETA.

En Huirapuca, el seven -la modalidad de siete jugadores- es tradición, pasión y una forma de jugar que enamora a los concepcionenses. Aunque el club vive el rugby de quince con intensidad, también disfruta como pocos la velocidad y el vértigo de un formato que premia a quienes saben identificar espacios, elegir la pausa justa y acelerar cuando los pies ya piden descanso. Esa fórmula -simple en apariencia, pero exigente en táctica y esfuerzo- fue la que desplegaron en Aguará Guazú para consagrarse campeones del Seven de Aguilares, tras vencer 33-7 a Universitario “A” en la final de la Copa de Oro. Y el dominio no terminó ahí. Además del título en Primera, “Huira” celebró también la Copa de Plata al superar a Barbarians por 24-19, cerrando un fin de semana perfecto para el club concepcionense.

El Seven de Aguilares es una parada habitual para “Huira”. El año pasado ya se habían consagrado campeones y esta vez llegaban con la ambición de repetir el hito. En este verano, incluso, ya habían ganado el Seven Joaquín Quintana -organizado por Liceo RC- y ahora se daban el lujo de eliminar al local, Aguará Guazú, en semifinales. “Uni”, por su parte, venía en sintonía alta: se presentaba como un equipo consistente, veloz, dinámico y con el ímpetu necesario para complicar a los concepcionenses. Además, había vencido a Palau 7 (integrado por jugadores de Lawn Tennis), reciente campeón del Seven de Yerba Buena.

En los primeros minutos de la final, la “Serpiente” salió decidida a atenazar a los sureños. Con intensidad y aprovechamiento de los penales, logró acercarse al ingoal de Huirapuca. Así, tras una salida rápida de Ramiro Ferreyra, Luciano Valdez tomó la pelota y habilitó a Bernabé Levy para apoyar el 5-0. El propio Levy convirtió para el 7-0. Era un inicio ideal para “Uni”, pero en el seven sostener la intensidad es otro partido. Con el correr de los minutos, Universitario perdió ese impulso y Huirapuca encontró los espacios que mejor sabe explotar.

BUEN RENDIMIENTO. Molinuevo anotó un try y fue el encargado de patear las conversiones durante la final de Oro. BUEN RENDIMIENTO. Molinuevo anotó un try y fue el encargado de patear las conversiones durante la final de Oro. OSVALDO RIPOLL/LA GACETA.

José Pérez se convirtió en el iniciador de la remontada, en esa llave que necesitaba Huirapuca para dar vuelta la situación. El “14” se hizo con la ovalada cerca de su ingoal y lanzó una corrida fenomenal pegado a la línea derecha de la cancha. Superó varios tackles y, gracias a su velocidad, apoyó el primer try de “Huira”. Juan Manuel Molinuevo no desaprovechó la ocasión y anotó el 7-7. Ese golpe de energía fue el combustible que el equipo necesitaba para empezar a imponer condiciones.

Pérez volvió a ser decisivo sobre el final del primer tiempo. Tras una gran jugada colectiva, aceleró nuevamente por la banda y apoyó el segundo try. Molinuevo sumó la conversión y el 14-7 empezó a marcar diferencias claras entre ambos.

La segunda mitad se tiñó de verde y rojo por completo. Huirapuca hizo honor a su nombre (que significa “viento rojo”) y se convirtió en un vendaval. Primero fue Molinuevo, que siguió con la tendencia de los tries, y luego se sumaron Jeremías Fernández y Paolo Conti para cerrar una producción ofensiva que ya era incontrolable para “Uni”.

RONDA. Luego de la primera mitad, los jugadores de Huirapuca se reunieron detrás de su ingoal y realizaron una charla para motivarse de cara al segundo tiempo. RONDA. Luego de la primera mitad, los jugadores de Huirapuca se reunieron detrás de su ingoal y realizaron una charla para motivarse de cara al segundo tiempo. OSVALDO RIPOLL/LA GACETA.

Para cuando el árbitro determinó el final, ya no había dudas de quién había sido el dueño del torneo. Huirapuca no solo remontó un comienzo adverso: dominó, impuso su estructura y exhibió un seven de alto vuelo, apoyado en velocidad, precisión y una disciplina táctica.

Con la Copa de Oro y la de Plata en sus vitrinas, el club concepcionense cerró un fin de semana que no solo reafirma su presente, sino también su relación especial con el seven. Una modalidad que lo identifica, que lo potencia y que parece encender a cada jugador que viste el verde y rojo.

En Aguilares, “Huira” volvió a demostrar por qué su nombre es sinónimo de juego abierto, vértigo y convicción. Como el “viento rojo” que los representa, pasaron a toda velocidad y arrasaron.

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