ANTONELLA Y CARLA. Las adolescentes posan con vestidos tradicionales llamados hanboks y comidas típicas coreanas. Carla tiene un plato de kimchi.
En una tarde calurosa y con música de fondo, Tucumán vivió su primera celebración del Día Nacional del Kimchi. Aunque esta fecha se conmemora cada 22 de noviembre en Argentina, el encuentro tuvo lugar ayer en Congreso 268 e inauguró una tradición que busca reconocer la cultura coreana en la provincia. Desde las 17 y hasta las 22, decenas visitantes recorrieron los puestos donde se vendieron platos tradicionales, recuerdos de bandas de K-pop, pudieron tomarse fotografías con vestimenta típica y disfrutar de espectáculos de baile. También hubo sorteos y juegos.
El Día Nacional del Kimchi quedó establecido en 2023, cuando se sancionó la Ley 27.720. La iniciativa determinó el país reconozca públicamente esta preparación emblemática de Corea, con el objetivo de destacar el aporte de la comunidad coreana en Argentina y fortalecer los lazos con Corea del Sur. La fecha propone hacer visible una cultura que encontró raíces en distintas ciudades argentinas, entre ellas Tucumán.
El sabor de un país
Al ingresar al lugar, las organizadoras recibieron a cada persona con una degustación de kimchi y un recuerdo típico del país asiático. Ese primer bocado introdujo un sabor profundo, lleno de capas y texturas que invaden el paladar. La comida es una preparación fermentada hecha principalmente con col china, aunque también existen variantes con rábanos o pepinos. Se combina con ají rojo molido, conocido como ajo, cebolla, cebolla de verdeo y, en muchas recetas, salsa de pescado. El resultado posee un aroma intenso y definido, difícil de confundir con otro alimento. El sabor se distingue por su complejidad. Es salado y picante desde el primer contacto, con una acidez que aparece segundos después y que recuerda a la fermentación láctica del chucrut.
Algunos describen un toque dulce casi imperceptible, producto de ingredientes como la pera asiática o el azúcar. La profundidad del umami se vuelve evidente cuando lleva salsa de pescado, aunque cada receta familiar crea su propio equilibrio. El paso del tiempo modifica el resultado. Un kimchi joven es más fresco y crocante, mientras que uno más fermentado se vuelve ácido, intenso y de carácter pronunciado. Ha sido reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por Unesco y se consume tanto en Corea del Sur como en Corea del Norte. Forma parte de la mesa diaria y también funciona como ingrediente de guisos, sopas y platos calientes.
SABORES. En la bandeja hay mandu, garaetteok, hangul y kimchi.
El kimchi en Tucumán
Detrás de una bandeja repleta, Elena Suh explicó que la degustación ofrecida en la entrada se preparó con endibia conocida en Corea como baechu o hakusai en Japón. “La col se macera en salmuera y después se mezcla con ajo, jengibre, cebolla, cebolla de verdeo y el ingrediente más importante, que le da el color rojo, es el gochugaru, ají molido coreano” explicó. También señaló que existen variantes con rábano o con mariscos según la región y añadió: “Creo que no le han puesto salsa de pescado. La salsa de pescado le agrega mucho umami, pero la fermentación por sí sola ya genera un sabor complejo”.
Aclaró que la fermentación integra lo salado, lo ácido y lo dulce. Según dijo, el kimchi alcanza un punto ideal alrededor del día quince de fermentación y puede comerse desde el mismo día de preparación hasta más de dos años después. Suh comentó que en Corea las familias conservan el fermento en heladeras herméticas diseñadas especialmente para mantenerlo a una temperatura regular entre 0° y 5°C y las conocen como “heladeras de kimchi”.
Esa técnica permite que la preparación se conserve durante largos periodos sin perder sabor. Recordó que su familia adquirió una heladera de kimchi hace más de cinco años gracias a un envío en barco y es, quizás, la única heladera de ese tipo en Tucumán.
Tradición y memoria
Yoon Sang Soon llegó a Tucumán hace más de cuatro décadas desde Inchon, una península a 30 minutos de Seul y enseñó coreano a generaciones enteras. Contó que el kimchi es símbolo de identidad coreana y un alimento que da energía. “El kimchi es para los coreanos lo que para los argentinos es el asado. Es un orgullo” expresó. También señaló que no existe un momento específico para comerlo.
“No tiene horario. Se puede comer a la mañana, al mediodía o a la noche” dijo y explicó que en Corea las familias preparan grandes cantidades en noviembre para sobrellevar el invierno y que la tradición se construye en comunidad. En esa época se elabora suficiente cantidad para tres meses.
EL ATUENDO. Es de colores llamativos y de líneas simples sin bolsillos.
Las estaciones suelen ser muy marcadas en Corea y eso define el tipo de alimentación. En primavera, se aprovechan las flores; en el verano se come principalmente frío, como el café y los fideos. En otoño, los protagonistas son el arroz y el trigo. Y en invierno, prevalecen los platos picantes.
La profesora comentó la dificultad de conseguir ingredientes en verano y aclaró: “En esa época preparo kimchi de pepino o de nabo”. También contó que, cuando no logra abastecerse en Tucumán, compra en Buenos Aires o cultiva para consumo propio.
SHOW PARA TODOS. Jóvenes interpretan coreografías K-pop en vivo con pasos sincronizados al ritmo de BTS. Mezclan actitud y expresión visual.
¿Cómo preparar kimchi en casa?
Casero pero con sabor tradicional coreano
Preparar kimchi en casa implica trabajar paso a paso con ingredientes frescos y aromáticos que definen la cocina coreana. Se necesita col china o repollo asiático también llamada baechu- además de ajo, jengibre, jeotgal -un condimento de mariscos fermentados- y ají molido típico de Corea, el gochugaru. Se corta en porciones amplias y se coloca en agua con sal durante varias horas para que pierda parte de su humedad y adquiera una textura tierna sin perder firmeza. La sazón correcta permite obtener un kimchi crujiente y bien estructurado.
Una vez pasado ese tiempo, se enjuaga el baechu para retirar la sal sobrante y se deja escurrir. En otro recipiente se elabora el adobo que aportará sabor. Se mezcla ajo picado, jengibre rallado, salsa de pescado, gochugaru, un toque de azúcar y un poco de agua hasta formar una preparación espesa. Esa pasta se aplica con las manos en cada hoja de baechu con atención a cubrir los pliegues internos. En esta etapa es posible sumar verduras finamente cortadas, como rábano blanco o zanahoria, que aportan color y otra textura.
La col cubierta con la pasta se acomoda en un frasco hermético. Se deja fermentar unas horas a temperatura ambiente y luego se conserva en frío. Con el paso de las semanas el kimchi intensifica sabor, aroma y acidez.
Las propiedades del superalimento
El encurtido coreano se posiciona como un superalimento mundial. Su fama se sostiene tanto en su perfil gustativo único como en sus múltiples aportes para el organismo. Durante la fermentación, las bacterias ácido lácticas transforman los azúcares del repollo en compuestos beneficiosos. Esta reacción no solo conserva la preparación, también prolonga su durabilidad, aumenta la seguridad alimentaria al evitar el crecimiento de microorganismos nocivos y fortalece su contenido nutricional.
Las investigaciones señalan que, al mejorar la disponibilidad de vitaminas y sumar probióticos naturales, el kimchi se vuelve un aliado para la salud intestinal y la defensa del cuerpo. Estos microorganismos contribuyen a prevenir episodios de diarrea y pueden aliviar reacciones alérgicas estacionales como la alergia al polen.
Las propiedades antiinflamatorias de los compuestos bioactivos de este alimento son beneficiosas para la salud cardiovascular. En pruebas científicas, el extracto de kimchi redujo los niveles de grasa en sangre y en el hígado, e inhibió la acumulación de grasa.
Por último, su escaso aporte calórico y su capacidad para generar saciedad lo convierten en una alternativa atractiva para controlar el peso.






















