San Martín trabaja sobre el futuro y fija postura: retener a Vera como símbolo del proyecto 2026

Pese al reciente interés de Quilmes, la dirigencia dialogó con el jugador y esperará la intervención técnica de Pérez Castro.

ESPERA NOVEDADES. A Vera se le termina el contrato a fin de mes, pero la nueva CD quiere retenerlo. ESPERA NOVEDADES. A Vera se le termina el contrato a fin de mes, pero la nueva CD quiere retenerlo. LA GACETA / Osvaldo Ripoll
Gonzalo Cabrera Terrazas
Por Gonzalo Cabrera Terrazas Hace 1 Hs

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No todos los futbolistas atraviesan el mismo tipo de incertidumbre cuando termina una temporada. Para algunos se trata de buscar nuevos horizontes; para otros, de esperar definiciones institucionales; y para muy pocos, de representar algo más profundo que lo estrictamente deportivo. Ulises Vera forma parte de ese último grupo. Su continuidad en San Martín es un tema que ya no se discute por capacidades futbolísticas, sino por sentido de pertenencia e identidad. Esa condición, que lo distingue dentro del plantel, lo convierte en una de las prioridades de la nueva comisión directiva, que ya dejó en claro su intención: la idea es que Vera siga vestido de “rojiblanco”.

Nada fue dicho en conferencia, pero sí cara a cara. Cuando finalizó el entrenamiento del viernes en el complejo “Natalio Mirkin”, Vera y Nicolás “Chuny” Moreno se acercaron a los dirigentes Rafael Ponce de León, Bruno Rocchio y Nicolás Graña. No estaba planificado, pero el diálogo se volvió central. Vera preguntó, los dirigentes respondieron, y lo que parecía una conversación más, terminó transformándose en un mensaje político.

“Nos encantaría que formen parte porque son valores importantes del club”, dijo Ponce de León. Rocchio completó el cuadro con una frase que marcó un quiebre respecto de gestiones anteriores. “Ellos también necesitaban tranquilidad. Sentían que antes no tenían un diálogo tan directo”.

Ese momento fue clave. La dirigencia sabe que retener a Vera no sólo es sostener un volante que dio equilibrio y velocidad a la mitad de la cancha, sino defender el vínculo con la propia identidad del club. Con 22 años, completó su mejor temporada: jugó 30 partidos, 23 como titular, y se consolidó como pieza confiable incluso cuando el rendimiento colectivo tambaleaba. Su crecimiento no fue casual ni fugaz; fue consecuencia de continuidad y madurez futbolística.

La intención institucional está. Pero la decisión final será técnica. Facundo Pérez Castro, quien llegará en los próximos días para asumir la dirección deportiva, será quien definirá no sólo el futuro de Vera, sino también el de otros jugadores. En la dirigencia lo tienen claro: él evaluará, pero ellos ya marcaron postura.

En ese contexto apareció Quilmes. Hace pocos días el club bonaerense realizó un sondeo por Vera. No fue una oferta, pero sí un interés que prendió luces amarillas. De todos modos, la preocupación duró poco: Quilmes está inhibido para incorporar. Por eso en Bolívar y Pellegrini se respira calma. La situación no es un riesgo inmediato y la idea de continuidad permanece intacta. La prioridad, repiten puertas adentro, es que Vera se quede.

Mientras tanto, el antecedente de lo que opina su entorno no es nuevo. Las declaraciones de su representante, Wilfredo Olivera (realizadas hace algunos meses) ya anticipaban que el futuro dependería de la planificación institucional. “Habrá que ver cuáles son las intenciones de ellos con respecto al futuro del club y los jugadores”, había dicho. Olivera conoce bien el contexto: compartió vestuario con Vera cuando jugó en el “Santo”. Y lo conoce aún más por una razón que hoy pesa. “Él siempre se sintió cómodo en San Martín”.

Ulises Vera, un volante con pasión desde chico

Esa comodidad tiene historia. Criado en el barrio 20 de Junio, Vera no llegó a San Martín por casualidad. Su padre trabaja como canchero del club “Lavacoches”, y Ulises, desde chico, salía rumbo a entrenarse acompañado por su abuelo o algún vecino. Cuando su familia atravesaba dificultades económicas, su madre hacía alfajores de maicena que él vendía en la pensión del club. Esa mezcla de esfuerzo, raíces y pertenencia explica por qué su continuidad tiene un valor simbólico.

En un momento en el que el fútbol se reacomoda y San Martín intenta recuperar terreno después de una campaña irregular, la situación de Vera se convierte en un test de gestión. No se trata sólo de retener a un jugador útil, sino de sostener a alguien que representa la identidad que el club dice querer proyectar. Por eso, para la nueva comisión directiva, su caso no es un detalle administrativo. Es una señal. Si el nuevo ciclo verdaderamente busca reconstruirse, proteger a los que sienten al club como propio es el primer paso. En esa lista, nadie simboliza eso más que Vera.

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