AL PIE DEL CAÑÓN. Mercedes Paz siguió bien de cerca del proceso; acompañó en cada paso a "Las Guerreras".
Cuando Mercedes Paz asumió la capitanía de la Billie Jean King Cup en 2019, el panorama era desolador. Así lo relata a LA GACETA: “No había más de 10 jugadoras en el ranking WTA y la número uno estaba fuera del puesto 250. Ninguna jugaba Grand Slam”, dijo. El tenis femenino argentino estaba debilitado deportiva y emocionalmente.
Paz decidió empezar por lo básico: devolver identidad. “Me dolió que no hubiese ese sentido de querer pertenecer al equipo”, confiesa. Recorrió torneos, habló con jugadoras, acompañó procesos. Su objetivo era doble: reconstruir en lo deportivo y en lo afectivo.
Diseñó un plan 2019-2025 con una meta concreta: volver a tener, al menos, cinco jugadoras en nivel de Grand Slam. Fue un proyecto a largo plazo, sostenido en pequeñas acciones; presencia, contención, comunicación y oportunidades de competencia.
Así nacieron “Las Guerreras”, no sólo como un apodo, sino como una cultura. “El tenis es individual, pero necesitábamos un equipo. Que entendieran que todas importan, las que juegan y las que no”, resaltó.
Hoy, al cierre de su ciclo, la estructura que imaginó ya existe. Y sostiene solidez donde antes había vacío.




















