FELICES. Fabián Bocassi (primero a la izquierda) posa junto a los suyos en las inmediaciones del estadio. Foto de Diego Araoz/LA GACETA.
Mientras el movimiento crecía en los alrededores del estadio Madre de Ciudades y los hinchas de Racing comenzaban a copar cada acceso, Fabián Bocassi se acomodaba a la sombra después de casi diez horas de ruta. Había llegado desde el sur santafesino -donde vive a unos 60 kilómetros de Rosario- con mate, música y charla futbolera como compañía, para estar presente en una final que sentía como ineludible. La distancia, el cansancio y los gastos quedaron en segundo plano frente a una decisión que tomó hace años y que nunca dejó de sostener.
Su historia con Racing no nació en la comodidad ni por herencia directa. Al contrario. Bocassi creció en una familia mayoritariamente identificada con Boca, pero eligió otro camino. “Mi familia era toda de Boca, pero vi un equipo que me gustaba por la camiseta, por la hinchada y por el estadio”, contó. La identificación fue creciendo en los años más difíciles del club, cuando los títulos no llegaban y el golpe del descenso todavía estaba fresco. “Verlo sufrir y después levantarse como se levantó me terminó de hacer de Racing”, explicó.
El viaje hacia Santiago del Estero fue largo y exigente. Casi 800 kilómetros de ida, otros tantos de vuelta y alrededor de nueve o diez horas en la ruta. “Es incómodo, es lejos. Había sedes más grandes y más cerca”, analizó, con una mirada crítica sobre la elección del escenario. “El Kempes, con 60.000 personas, también podría haber sido. Acá hubo que sacar butacas y no es un lugar tan turístico”, agregó, sin dramatizar.
Un golpe al bolsillo de los fanáticos
Los números también pesan. Seguir a Racing implica un esfuerzo económico importante. “Entre combustible, comida y todo lo demás, son unos $ 270.000 solo en nafta. Somos tres”, detalló. A eso se suman los gastos diarios y el alojamiento, que resolvieron gracias a contactos. “Un amigo que venía con nosotros tenía un conocido de Racing y conseguimos una habitación. Si no, era imposible”, reconoció.
Más allá de las complicaciones, Bocassi destaca el valor del viaje en sí. La ruta también es parte del ritual. “Vas intercalando para manejar, tomando mate, escuchando música. El viaje de ida es lindo porque ya es una previa. Todo el tiempo hablás del partido, de los jugadores”, dijo.
En lo futbolístico, Bocassi no duda en dimensionar el recorrido del equipo. Racing llegó a esta final cuando muchos ya lo daban por descartado. “Vino de abajo para arriba, con mucho desgaste por las copas, y aun así se levantó. Le ganó a Boca y a River, que no es poco, y muchas veces contra todo”, sostuvo.
Antes de ponerse de pie y encarar el ingreso al estadio, resumió su expectativa con una frase simple y directa. “Hoy no podemos perder”. Para Fabián Bocassi, como para miles, el camino hasta Santiago del Estero fue largo. Pero la recompensa está ahí, a metros del césped, donde Racing vuelve a ser el centro de todo.























