ENTRE REDES, CLIPS Y STREAMING. Un relevamiento de la UBA revela interés alto, pero consumo breve y fragmentado. / FUNDACIÓN ADSIS
Si alguien se pregunta cómo se informa hoy la próxima generación de profesionales, la respuesta aparece rápido: el celular ocupa el centro del universo informativo. Así lo confirma un estudio de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que muestra hábitos atravesados por la inmediatez, la fragmentación y una búsqueda constante de equilibrio entre estar al tanto de la actualidad y evitar la saturación.
El informe "¿Cómo se informan los jóvenes? Prácticas noticiosas de estudiantes de Comunicación – 2025", fue elaborado por la materia Audiencias y Recepción. Se basó en 288 encuestas y 53 entrevistas en profundidad realizadas durante el primer cuatrimestre de 2025 y confirma la consolidación de hábitos informativos híbridos, fuertemente mediados por plataformas digitales, algoritmos y prácticas de multitarea.
Por el celular, con videos cortos y atención dividida
En ese contexto, el celular se afianza como el principal dispositivo para informarse: más del 85% lo elige por la posibilidad de acceder a distintas plataformas en tiempo real. El formato preferido es claramente el audiovisual: seis de cada diez estudiantes consumen sobre todo videos cortos y clips, que permiten una comprensión rápida y superficial antes de decidir si vale la pena profundizar.
NOTICIAS RÁPIDAS. El celular domina el consumo informativo de los jóvenes, pero la lectura profunda retrocede. / CAPTURA DE PANTALLA
En cuanto a los formatos, el contenido audiovisual se lleva la corona: el 63,19% prioriza videos, especialmente contenidos breves y clips como reels. La lógica es clara: rapidez, comprensión superficial y la posibilidad de decidir después si vale la pena profundizar. De hecho, sólo el 47,57% afirma haber leído al menos una nota completa en las últimas 24 horas, lo que confirma un consumo guiado por “paneos generales” de la actualidad.
El consumo de noticias rara vez es exclusivo. El 76,74% de los jóvenes se informa mientras realiza otras actividades —viajar, estudiar, trabajar—, lo que refuerza un vínculo fragmentado, continuo y multitarea. Para el 57,29%, el tiempo diario dedicado a informarse oscila entre una y tres horas. En ese esquema, el contenido audiovisual y el streaming funcionan muchas veces como compañía o ruido de fondo, más que como una experiencia de atención plena.
PREFERENCIAS DE CONSUMO. Un estudio de la UBA muestra consumo fragmentado, videos breves, streaming político y uso cotidiano de IA. / CAPTURA DE PANTALLA
Credibilidad, "streaming" y afinidad ideológica
El streaming se consolida como un espacio híbrido que combina análisis, opinión y entretenimiento. YouTube lidera como plataforma informativa en este formato, con el 76,74% de uso. Mientras algunos canales se perciben como puramente recreativos, otros —como Blender, Gelatina o Futurock— son identificados como fuentes de análisis político y social.
A la hora de elegir qué mirar, la credibilidad (26,68%) y el profesionalismo (24,36%) siguen siendo los criterios más valorados. Sin embargo, la afinidad ideológica gana peso: representa el 11,26% en la elección general y trepa hasta el 46,43% en canales específicos como Gelatina.
Aunque el interés por las noticias es alto —el 56,25% declara tener gran interés—, la participación pública es limitada. El 60,42% compartió noticias en los últimos 15 días, sobre todo por WhatsApp o Instagram, pero sólo el 13,89% comenta o discute noticias de manera regular en redes sociales. La conversación sobre la actualidad se desplaza hacia espacios íntimos y controlados, lejos del debate público confrontativo.
Pese al alto interés por la actualidad —más de la mitad declara seguir las noticias con atención—, la participación pública es limitada. Compartir información es habitual, sobre todo por WhatsApp o Instagram, pero pocos comentan o debaten de forma abierta en redes sociales. La conversación, en general, queda reservada a espacios más íntimos.
IA: una aliada cotidiana, pero no informativa
La inteligencia artificial ya forma parte de la rutina: el 80,21% de los estudiantes la utiliza. Sin embargo, su uso está mayormente orientado a la optimización personal: estudiar (73,59%) y trabajar (56,28%). Apenas el 28,14% la emplea para informarse. Aun así, predomina una actitud de cautela y verificación, especialmente entre quienes tienen mayor formación académica.
El diagnóstico es claro: los jóvenes universitarios no se desconectaron de la actualidad, sino que renegociaron su vínculo con ella. La información llega de forma permanente, veloz y fragmentada, pero ese acceso constante trae consigo una nueva tensión: la sobrecarga informativa.
En un ecosistema algorítmico donde informarse y entretenerse se mezclan, el desafío ya no es acceder a los datos, sino aprender a seleccionar fuentes confiables, dosificar la exposición y cuidar el bienestar emocional frente al bombardeo constante de noticias. Esa, hoy, es la verdadera habilidad crítica para mantenerse informado.























