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Los astrónomos no solo observan galaxias lejanas y estrellas distantes. Una parte clave de su trabajo consiste en vigilar los objetos cercanos a la Tierra, una tarea que se realiza mediante una red internacional de telescopios capaces de medir con gran precisión las órbitas de asteroides y otros cuerpos rocosos del espacio.
En ese marco, la NASA confirmó que el pasado 22 de diciembre un asteroide del tamaño aproximado de un autobús pasó cerca de nuestro planeta sin representar ningún riesgo. El objeto, previamente catalogado y seguido por los equipos científicos, fue monitoreado hasta su punto de máxima aproximación, tal como estaba previsto.
Los datos recolectados se centralizan en el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS), dependiente de la NASA, mientras que la Agencia Espacial Europea (ESA) mantiene un registro paralelo. Desde ambos organismos remarcan que la gran mayoría de estos encuentros son rutinarios y seguros, aunque cada uno resulta valioso para mejorar los modelos de predicción.
Según los listados técnicos, el asteroide -identificado como 2025 YH3- alcanzó su máxima cercanía el 22 de diciembre a las 12.43 UTC. Pasó a unos 457.000 kilómetros del centro de la Tierra, lo que equivale a 1,19 veces la distancia entre la Tierra y la Luna, desplazándose a una velocidad relativa cercana a los 10 kilómetros por segundo. Con un brillo máximo de magnitud 17, fue completamente invisible a simple vista y no generó efectos sobre satélites, mareas ni condiciones meteorológicas.
Los especialistas explicaron que la referencia a “un tamaño similar al de un autobús” es solo orientativa y suele utilizarse en divulgación para describir asteroides de entre 10 y 15 metros de diámetro. En estos casos, lo determinante no es tanto el tamaño como la trayectoria. La órbita de este objeto nunca intersectó la de la Tierra y se mantuvo siempre a una distancia segura.
Aunque no implicaba peligro, el seguimiento del asteroide fue clave para ajustar parámetros orbitales y reducir márgenes de error. Cada observación real permite afinar los cálculos y mejorar la capacidad de respuesta ante futuros eventos, reforzando así los sistemas de defensa planetaria.
Desde los organismos científicos aclararon además la importancia de comunicar estos episodios con claridad. La combinación de términos como “asteroide” y “paso cercano” suele generar alarma, pero la realidad es que estos sobrevuelos son frecuentes y forman parte de la dinámica normal del entorno terrestre.





















