Qué significa comer siempre rápido, según un experto en psicología

Muchas personas que comen rápido pueden no estar conscientes de sus señales internas de saciedad, lo cual lleva a un ciclo de alimentación impulsiva.

Qué dice la psicología sobre las personas que comen siempre rápido Qué dice la psicología sobre las personas que comen siempre rápido Infobae
Hace 1 Hs

Comer apurado, casi sin registrar sabores ni texturas, es un hábito más extendido de lo que parece y suele pasar inadvertido en la rutina diaria. Sin embargo, para la psicología, la velocidad con la que una persona se sienta a la mesa no es un dato menor ni casual: puede decir mucho más que una simple falta de tiempo. Según advierte un especialista en el área, la forma en que se come puede funcionar como un espejo de estados emocionales, niveles de ansiedad y modos de vincularse con el entorno.

Detrás del acto de comer siempre rápido podrían esconderse señales que van desde el estrés crónico hasta dificultades para poner límites o escuchar las propias necesidades. El experto sostiene que este comportamiento repetido no solo impacta en la digestión, sino también en la relación con el cuerpo y con la comida. ¿Qué mensajes inconscientes se activan cuando alguien nunca se permite comer con calma? 

Qué significa comer siempre rápido, según un experto en psicología

Desde la psicología, este hábito cotidiano puede ser una señal de procesos más profundos que van más allá de la falta de tiempo. Según explican especialistas en conducta y alimentación, la manera en que una persona come suele estar estrechamente vinculada con su estado emocional, su nivel de estrés y su forma de relacionarse consigo misma y con los demás.

Un experto en psicología señala que comer siempre apurado puede estar asociado a cuadros de ansiedad, autoexigencia elevada o dificultad para registrar las propias necesidades corporales. En estos casos, la comida deja de ser un momento de pausa y disfrute para convertirse en una acción automática, casi funcional. “Cuando alguien come sin detenerse, sin masticar bien o sin prestar atención, muchas veces replica el mismo patrón con el resto de su vida: va siempre corriendo, postergándose”, advierte.

Además, este comportamiento puede funcionar como una estrategia inconsciente para evitar emociones. Comer rápido reduce el contacto con las sensaciones físicas y emocionales que aparecen durante la ingesta, lo que puede ser una forma de no enfrentarse al malestar, al cansancio o incluso al aburrimiento. Desde la psicología, se observa que quienes mantienen este hábito de manera persistente suelen tener dificultades para poner límites, para frenar o para permitirse espacios de descanso real.

Los especialistas aclaran que no se trata de patologizar una conducta aislada, sino de observar su repetición en el tiempo. Comer rápido de manera ocasional no representa un problema, pero hacerlo siempre puede ser una señal de alerta sobre cómo una persona gestiona el estrés y se vincula con su cuerpo. Recuperar el acto de comer con mayor conciencia, señalan, no solo mejora la digestión, sino que también puede convertirse en una herramienta para reconectar con el presente y con el propio bienestar emocional.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios