18 Julio 2005
MUSICA Y DANZA. El elenco de Santiago del Estero fusionó chacareras y otros ritmos en el escenario. ACROBACIA. El grupo de Córdoba divirtió con su entremés.
El ruido de tambores y redoblantes y el baile de las murgas se apagó ayer a la madrugada en Tafí Viejo. La 9ª edición del Tinku Teatro terminó como había empezado: en la calle y con fiesta, mucha música, artistas maquillados y atuendos coloridos.Durante cinco días circularon por el club Talleres alrededor de 7.000 personas, que se rieron con los chistes de los payasos, aplaudieron las hazañas de los malabaristas y hasta se emocionaron con algunas de las historias que contaron los actores en el escenario. "Estamos asombrados de la respuesta del público y es lo que nos impulsa a seguir con esta propuesta", le dijo a LA GACETA Kike Rearte, uno de los organizadores del Encuentro de Teatro Popular.Los niños con sus padres, el público familiar y los jóvenes fueron dominantes en la tribuna y en la cancha del club. El Tinku terminó convirtiéndose en la económica salida nocturna de las familias, a pesar del frío. Si bien la entrada era libre, la gorra recaudadora no dejó de funcionar durante todas las jornadas, y desde el escenario, a través de los altoparlantes, se celebraba cuando aparecían billetes de hasta $ 10. "Ya vinimos el año pasado y nos gustó. Es popular y los chicos la pasan muy bien", resumió el taficeño Juan Carlos Hernández, que cargaba un bebé en sus brazos y junto a su mujer vigilaba a otros dos varoncitos. "Pocha" Manuseto tampoco dudó en alabar el espectáculo: "con mis años no me quedo en la casa, y hasta traje a dos nietos. A veces miran y otras veces se la pasan jugando, pero están seguros aquí adentro". Hortensia Flores también había llevado a sus nietos. "Hay que apoyar todo lo que sea popular y para la gente", expresó.Desafío"Hay muchos chicos porque al ser shows de malabares y de tipo circense los niños y sus padres son los que más lo disfrutan, pero hubo obras para adultos", explicó Fernando Godoy, miembro del grupo "Farsartes". A quien la cosa no le resultó fácil fue a Rodrigo Gozente, del grupo "Monoambiente" (de Buenos Aires). El ofreció el sábado un unipersonal en el que retrataba aspectos de la actualidad, pero muy pocos pudieron concentrarse en su largo monólogo por el ruido y el correteo de los más pequeños. "No hay dudas de que es un gran desafío hacer este tipo de trabajos, imaginate lo que es la calle", opinó Mercedes del Valle López, una teatrista de Santiago del Estero.El cierreEl sábado, el grupo "Cuchiflay" (de Córdoba) hizo bailar en el patio de la cancha a numerosos niños con un entremés (obra cómica corta), y causó admiración con sus piruetas. "La Vía" (de Santiago del Estero) presentó una obra de música y danza, y sus bailarinas (sueltas de ropa) hicieron suspirar a los varones. El homenaje a la actriz Sandra Caro (recientemente fallecida) movilizó las emociones en la cancha, pero la risa volvió a desatarse cuando subió al escenario el grupo "La extraña trama" (de Tafí Viejo), a pesar de sus duros y críticos planteos sobre la realidad social. Luego, los tucumanos de "Semáforo en rojo" impresionaron con sus destrezas, y aunque ya había claros en la tribuna, el aplauso no fue menos caluroso. En la fiesta del cierre, los grupos armaron un trabajo en distintos lugares del espacio, y establecieron un interesante diálogo a través del sonido de los instrumentos y del baile de las murgas. El final, a toda orquesta, fue en la calle; y a la madrugada poco a poco los sonidos se fueron perdiendo en la capital del limón.
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