Dos preguntas sobre los DNU

Por Jorge Horacio Gentile - Profesor de Derecho Constitucional - Univ. Nacional y Católica de Córdoba.

24 Enero 2010
El Poder Ejecutivo dictó dos decretos de necesidad y urgencia (DNU) que desataron la polémica. Mediante el 2010/2009, se destinan reservas del Banco Central al Fondo del Bicentenario y, en consecuencias, libera recursos del presupuesto para cubrir gasto público. Con el otro, el 18/2010, se remueve de la presidencia de la entidad monetaria a Martín Pérez Redrado. Además de no haber justificado ni la "necesidad" ni la "urgencia", que el decreto de remoción no contó con el consejo de la comisión del Congreso y que no se dio oportunidad de defensa a Redrado por el delito que se le atribuye, ambos instrumentos plantean dos interrogantes que merecen adecuadas respuestas:
1. ¿Puede el Poder Ejecutivo dictar leyes (DNU) cuando el Congreso está en receso?
2. ¿Dónde, cuando y quienes asistieron al "acuerdo general de ministros" que los decidió?
1. El Congreso es quién sanciona leyes pero, "cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios previsto por esta Constitución Nacional (CN) para la sanción de las leyes" (art. 99, 3 CN) puede hacerlo el Poder Ejecutivo mediante DNU. Por lo tanto, si el Congreso está en receso, y, por ello, no puede dictar leyes, tampoco puede hacerlo el Ejecutivo, quién puede hacer cesar el receso convocando a sesiones extraordinarias (art. 63 CN). Negarse a hacerlo es también impedir que se cumpla aquella otra exigencia de la Ley Fundamental, después de dictado el DNU, de que elevado al plenario del Congreso el dictamen de la Comisión Bicameral Permanente -que controla la validez de los mismos-, "de inmediato" deba ser considerado por "las Cámaras" (art. 99, 3 CN), luego que el jefe de Gabinete lo someta a esa Comisión dentro de los 10 días, y esta lo despache en igual tiempo. Este es el segundo año parlamentario que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se niega a convocar a extraordinarias, lo que demuestra que no hay necesidad ni urgencia para dictar ley alguna. El reciente requerimiento del consejo de la Comisión parlamentaria es un reconocimiento de la omisión incurrida en el Decreto 18. Conclusión: con el Congreso en receso el Poder Ejecutivo no puede dictar DNU.
2. Los DNU "serán decididos (por el presidente de la Nación) en acuerdo general de ministros que deberán refrendarlos, conjuntamente con el jefe de gabinete" (art. 99, 3 y 100, 13 CN). Por lo que es indispensable el "acuerdo general de ministros", que se resuelve en una reunión de gabinete -la que debe "coordinar, preparar y convocar" el jefe de gabinete (art. 100, 5 CN)-, lo que hace mucho no tenemos noticias que ocurra. Además, el DNU debe ser firmado por el presidente y por los ministros, pero ello no suple la necesaria reunión de gabinete para que estos discutan y lleguen a un "acuerdo" con el presidente, lo que reemplaza el debate en el Congreso que por las razones de "urgencia"  no pudo hacerse. En estos dos casos, hubo refrendo, pero no tenemos información de que haya habido reunión de gabinete, y, por tanto, tampoco pudo haber "acuerdo general de ministros".
Pruebas al canto: en la página Web del Ministerio de Salud se informó que el titular de la cartera, Juan Manzur, -que firma el DNU que remueve a Redrado- estuvo en Misiones (Puerto Iguazú) y Chaco entre el 6 y el 8 de enero, y el DNU que refrendó tiene fecha 7 de ese mes, día en que el ministro visitó el Hospital "Dr. Enrique De Llamas" en Charata, junto con el gobernador de Chaco. La prensa informó que el ministro del Interior, Florencio Randazzo, estaba en Valeria del Mar, mientras que los de Trabajo, Carlos Tomada, y de Defensa, Nilda Garré estaban en Pinamar. Los tres suscribieron también el DNU.
Si hubiera habido reunión de gabinete ¿a donde fue?, ¿en la Casa Rosada, en Olivos, en Charata, en Valeria del Mar, o en Pinamar?, y otra duda: ¿cuándo y a donde firmaron los ministros el DNU refrendando y legalizando la de la presidenta?
Conclusión: pudo haber refrendo, pero se omitió el "acuerdo general de ministros".
Estos dos interrogantes ponen aún más en duda la plena vigencia del Estado de Derecho y dañan la siempre anhelada calidad institucional. (Especial para LA GACETA)



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