17 Marzo 2011
MADRID / LONDRES.- El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) le había advertido a Japón en 2008 que las guías de seguridad contra los sismos en sus centrales nucleares sólo habían sido revisadas tres veces en los últimos 35 años. Este dato surgió por un cable difundido por Wikileaks.
"Recientes sismos han sobrepasado en algunos casos el diseño con que fueron construidas algunas plantas y este es un serio problema hacia el que ha de dirigirse ahora el trabajo sobre seguridad", señalaba la embajada de Estados Unidos en un cable.
La información de la sede diplomática hacía referencia al terremoto de magnitud 6,8 que se había producido en 2007 y que había dañado la central nuclear japonesa Kashiwazaki Kariwa, la más grande del mundo. Un año antes de ese sismo, la embajada estadounidense había enviado otro cable en el que informaba que un tribunal japonés había ordenado la paralización del segundo reactor de la planta Shika, ya que se temía que no pudiera resistir un terremoto de gran magnitud.
Finalmente, el telegrama informaba que la empresa propietaria de la central no estaba obligada a detener el reactor. La medida judicial se había tomado tras una demanda civil de ciudadanos que estaban preocupados por la situación. De todos modos, las autoridades de la firma apelaron la sentencia. Incluso, el director de la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón se había mostrado sorprendido por la decisión judicial. "Nunca he pensado que una corte judicial pudiera ordenar el cese de la actividad en una planta", había exclamado Kenkichi Hiroshe, según el cable diplomático. (DPA-Especial)
"Recientes sismos han sobrepasado en algunos casos el diseño con que fueron construidas algunas plantas y este es un serio problema hacia el que ha de dirigirse ahora el trabajo sobre seguridad", señalaba la embajada de Estados Unidos en un cable.
La información de la sede diplomática hacía referencia al terremoto de magnitud 6,8 que se había producido en 2007 y que había dañado la central nuclear japonesa Kashiwazaki Kariwa, la más grande del mundo. Un año antes de ese sismo, la embajada estadounidense había enviado otro cable en el que informaba que un tribunal japonés había ordenado la paralización del segundo reactor de la planta Shika, ya que se temía que no pudiera resistir un terremoto de gran magnitud.
Finalmente, el telegrama informaba que la empresa propietaria de la central no estaba obligada a detener el reactor. La medida judicial se había tomado tras una demanda civil de ciudadanos que estaban preocupados por la situación. De todos modos, las autoridades de la firma apelaron la sentencia. Incluso, el director de la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón se había mostrado sorprendido por la decisión judicial. "Nunca he pensado que una corte judicial pudiera ordenar el cese de la actividad en una planta", había exclamado Kenkichi Hiroshe, según el cable diplomático. (DPA-Especial)
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