29 Marzo 2011
LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
Su rostro cambió cuando anunciaron qué testigo continuaría declarando. Griselda Antonia Rojo, la madre de la acusada Ema Gómez, sería la siguiente en hablar.
La ex agente, que había permanecido abriendo y cerrando su cartera, quizás algo aburrida y comiendo caramelos, abrió sus ojos de par en par ante el anuncio.
Con el ceño fruncido miró fijamente a su madre. Con las piernas enfundadas en unas medias negras de encaje y los brazos cruzados, no se permitió ninguna distracción.
Rojo parece muy serena, pero su hija no puede disimular los nervios. Con cada afirmación, Gómez asiente y esboza una sonrisa en su rostro. Por momentos mira a su abogado, Mario Mirra, y le hace señas. Se la ve más alterada que cuando ella misma declaró.
La madre de la acusada habló de la relación de Gómez y el juez de Menores Héctor Aráoz, y fue en ese momento cuando una sonrisa le brotó a ambas. "Era excelente", manifestó Rojo. La acusada no pudo guardar más y explotó en un llanto (foto) que perduró hasta el cuarto intermedio.
Al iniciar el receso, Gómez salió apurada y, junto a su madre y su pareja, compartieron un café en el bar del Colegio de Abogados. Allí ella se tranquilizó. Luego, sonrientes, regresaron a la sala.
La ex agente, que había permanecido abriendo y cerrando su cartera, quizás algo aburrida y comiendo caramelos, abrió sus ojos de par en par ante el anuncio.
Con el ceño fruncido miró fijamente a su madre. Con las piernas enfundadas en unas medias negras de encaje y los brazos cruzados, no se permitió ninguna distracción.
Rojo parece muy serena, pero su hija no puede disimular los nervios. Con cada afirmación, Gómez asiente y esboza una sonrisa en su rostro. Por momentos mira a su abogado, Mario Mirra, y le hace señas. Se la ve más alterada que cuando ella misma declaró.
La madre de la acusada habló de la relación de Gómez y el juez de Menores Héctor Aráoz, y fue en ese momento cuando una sonrisa le brotó a ambas. "Era excelente", manifestó Rojo. La acusada no pudo guardar más y explotó en un llanto (foto) que perduró hasta el cuarto intermedio.
Al iniciar el receso, Gómez salió apurada y, junto a su madre y su pareja, compartieron un café en el bar del Colegio de Abogados. Allí ella se tranquilizó. Luego, sonrientes, regresaron a la sala.