Sin chances de vida "normal"

Por Claudia Nicolini, Redacción LA GACETA.

30 Abril 2011
Cuando terminen de secarse las emocionadas lágrimas y se barran las calles llegará la hora de hacer el balance. El futuro de los príncipes William y Catherine no está tan prolijamente pautado como lo estuvo su boda, pero la libertad no es absoluta, ni mucho menos. El aparente cuento de hadas puede no ser fácil de sobrellevar. Muchas de las miradas que ayer se posaron sonrientes sobre ellos van a permanecer allí, y son miradas "pesadas".

La familia espera herederos que perpetúen el linaje, en primer lugar, pero además, que Kate y William tomen la posta que Carlos y Camilla no han podido asumir. Son la esperanza del renacimiento.

Los gobernantes necesitan que esta historia de unión entre monarquía y "plebe" (literalmente) siga sosteniendo las ilusiones nacionales mientras persiste una crisis económica severa contra la que, por ahora, pierden la batalla.

El turismo y la prensa tienen mucho que agradecerles a los novios, no importa cuánto quieran ellos hacer una vida mínimamente "normal". Un dato: las visitas al pequeño pueblo donde viven Kate y William aumentaron un 20% en pocas semanas. Y mientras los medios logren sostener la historia en el candelero, seguro que la rentabilidad se mantendrá.

Los números ya fueron buenos. Pero negocios son negocios, y la avidez de los paparazzi no tiene límites y puede ser mortal. La madre de William lo sufrió en carne propia.

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