La ausencia de una imagen es el verdadero discurso que se emite

Por Juan Pablo Sánchez Noli, Editor de Fotografía.

05 Mayo 2011
Si mañana Estados Unidos decide mostrar las fotos, ¿creeremos?

El poder de la imagen está atravesado por una lógica moderna que nos obliga a mirar con otros ojos. No podemos ser inocentes y darle a una imagen ningún atributo de veracidad. Esto por distintas razones. Se me ocurren algunas.

En primer lugar, por sólo leer desde la superficie. ¿Creemos que es JuanRomán Riquelme quien baila en la publicidad que están pasando ahora en la televisión? ¿O pensamos que se trata de un truco?

Si planteamos a la imagen en un nivel más profundo, deberíamos pensar en la posición de la fotografía dentro de los procesos sociales: ¿quién ha tomado esa imagen y para qué? Por último, ¿qué nos dicen las imágenes?

La no aparición de Osama Bin Laden, en este caso, creo que representa el verdadero discurso que se quiere emitir. No se trata de la imagen en sí, sino de lo que se construye socialmente con ella. Que tampoco responderá a ningún interrogante: estaremos otra vez en el medio de un proceso donde se está debatiendo el poder. Y ese es otro discurso.

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