Entre recuerdos de Borges y Cortázar, y dudas sobre la felicidad

Bigote sempiterno, ojo izquierdo ciego y rostro arrugado pero expresivo. Héctor Tizón se sienta de espalda al enorme ventanal del living que muestra el pedregoso lecho del Río Grande y con ritmo pausado, pero firme empieza a responder preguntas. El jujeño le abre a LA GACETA las puertas de su casa y de su memoria para hablar de literatura, de la Justicia, de política, de la muerte, del norte profundo, del miedo a repetirse y de la dudosa existencia de la felicidad.

El escritor que publica desde 1960, que se desempeñó como diplomático, como convencional constituyente y como juez mira el mundo desde la cima de sus libros. Y, a pesar de la melancolía que le produce la conciencia de estar cerca del fin, no pierde el optimismo. "Tenemos el deber de soñar una y otra vez. Los sueños deben servir para vivir y no para aprender a morir", dispara.

Durante el encuentro, Tizón marca su postura con respecto a los avances tecnológicos, a la independencia de criterios del intelectual políticamente comprometido, y a los puentes que existen entre la Justicia y la literatura. "He quedado convencido de que no se puede ser juez si no se conoce la literatura", sostiene.

La entrevista será publicada en dos entregas: mañana, su fervor por el Quijote, su fe en la imaginación, sus sentencias sobre la vida en el norte y su mirada sobre la intelectualidad; el martes, la Justicia y la literatura, y las imperdibles anécdotas sobre momentos que vivió con Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Eduardo Galeano y Juan Carlos Onetti, algunos de sus amigos escritores.

Para que te deleites, te regalamos el video de una entrevista que Tizón le dio al canal Encuentro en la que habla sobre cine, literatura y el exilio, entre muchos otros temas. LA GACETA ©