02 Marzo 2012
TRASCENDENTE. Saramago escribió "Claraboya" cuando aún no era famoso. PERU21.PE
MADRID.- Podía ser el argumento de uno de los libros del Nobel portugués, pero la realidad supera muchas veces la ficción: "Claraboya", la obra perdida que un joven José Saramago entregó a una editorial hace ya 60 años, acaba de ser rescatada del olvido. Y con ella se cierra un ciclo que arroja nueva luz sobre las obsesiones del escritor fallecido en 2010.
La historia de esta novela del primer Saramago, tan transgresora como reveladora de su obra posterior, no podría ser más rocambolesca. Corría el año 1999 cuando el escritor, que por aquel entonces se afanaba en terminar "El Evangelio según Jesucristo", recibió la llamada de una editorial anunciándole que sería "un honor" publicar el manuscrito suyo que habían encontrado en una mudanza. El manuscrito de "Claraboya" lo había entregado un Saramago de 31 años, un joven desconocido, sin estudios universitarios que lo avalaran en la purista Lisboa de los 50. Nunca recibió respuesta de la editorial portuguesa, y aquella "humillación", como lo define su viuda Pilar del Río, lo sumió en un silencio literario que se prolongó más de dos décadas.
"Era un libro duro para la época", explicó Del Río durante la presentación de la novela en Madrid. "No porque fuera político, que no lo era, sino porque la familia, ese pilar de la sociedad, aparecía como un nido de víboras. Hay rencor, amores lésbicos, una mantenida... ¿Eso lo podía soportar la sociedad portuguesa de los 50?"
Probablemente no, o al menos así debió de pensar la editorial, que no quiso arriesgarse. Cuando décadas después Saramago por fin recibió su respuesta, contestó con un "'Obrigado', pero ahora no". Nunca volvió a leer el manuscrito, afirma su viuda, autora también de la traducción. "Saramago no volvía sobre el trabajo realizado, era una de las claves de su permanente juventud", señaló.
El autor de "Ensayo sobre la ceguera" no quería ver publicada esa obra, pero tampoco la destruyó. "La recordaba muy bien, tenía una memoria de águila", afirmó Del Río, y dejó dicho que, tras su muerte, "hicieran lo conveniente". Hoy ese libro sale a la luz. (DPA)
La historia de esta novela del primer Saramago, tan transgresora como reveladora de su obra posterior, no podría ser más rocambolesca. Corría el año 1999 cuando el escritor, que por aquel entonces se afanaba en terminar "El Evangelio según Jesucristo", recibió la llamada de una editorial anunciándole que sería "un honor" publicar el manuscrito suyo que habían encontrado en una mudanza. El manuscrito de "Claraboya" lo había entregado un Saramago de 31 años, un joven desconocido, sin estudios universitarios que lo avalaran en la purista Lisboa de los 50. Nunca recibió respuesta de la editorial portuguesa, y aquella "humillación", como lo define su viuda Pilar del Río, lo sumió en un silencio literario que se prolongó más de dos décadas.
"Era un libro duro para la época", explicó Del Río durante la presentación de la novela en Madrid. "No porque fuera político, que no lo era, sino porque la familia, ese pilar de la sociedad, aparecía como un nido de víboras. Hay rencor, amores lésbicos, una mantenida... ¿Eso lo podía soportar la sociedad portuguesa de los 50?"
Probablemente no, o al menos así debió de pensar la editorial, que no quiso arriesgarse. Cuando décadas después Saramago por fin recibió su respuesta, contestó con un "'Obrigado', pero ahora no". Nunca volvió a leer el manuscrito, afirma su viuda, autora también de la traducción. "Saramago no volvía sobre el trabajo realizado, era una de las claves de su permanente juventud", señaló.
El autor de "Ensayo sobre la ceguera" no quería ver publicada esa obra, pero tampoco la destruyó. "La recordaba muy bien, tenía una memoria de águila", afirmó Del Río, y dejó dicho que, tras su muerte, "hicieran lo conveniente". Hoy ese libro sale a la luz. (DPA)



















