Por Gustavo Martinelli
04 Mayo 2012
Que la lectura es un elemento de inserción social es una verdad tan certera como insoslayable. Toda exclusión comienza primero con la palabra. Si un chico no tiene incorporado el hábito de la lectura tampoco podrá desarrollar su lenguaje, será un autista en materia de escritura y un desposeído de cualquier tipo de creatividad. Sin palabras sobreviene la parálisis imaginativa, y sin imaginación no hay futuro posible, a decir de Julio Cortázar. Tal vez por eso el Mayo de las Letras se ha convertido en un asombroso trampolín para que, tanto chicos como adultos, penetren en ese maravilloso mundo de textos, versos y oraciones. No sólo a través de conferencias, charlas y debates, sino fundamentalmente con lecturas de poemas y narraciones en vivo pensadas justamente para despertar el interés de aquellos que aún no pudieron descubrir los augustos tesoros que encierran los libros. Este año, además, la presencia de escritores como Eduardo Sacheri, Santiago Rex Bliss o Eduardo González agrega un atractivo adicional a un encuentro que ya se ha convertido en un clásico. Casi tanto como un partido entre Atlético y San Martín.
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