"No queremos que la discriminación sea moneda corriente"

Melina y Mariana decidieron hacer públicos los malos tratos que sufrieron en la entrada de un boliche. Juntas dieron la cara.

SORPRENDIDAS. Melina Yácumo (izquierda) y Mariana Sánchez aún no entienden por qué las discriminaron. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO SORPRENDIDAS. Melina Yácumo (izquierda) y Mariana Sánchez aún no entienden por qué las discriminaron. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
23 Octubre 2012
No imaginaban cómo terminaría la noche, pero lo que sí sabían las cuatro amigas era que querían desenchufarse y divertirse luego de una densa semana de estudio y trabajo. La noche del sábado empezó así: las chicas decidieron cambiar el rumbo habitual por un boliche ubicado en Santa Fe al 2.300. Se anotaron en la lista de un RRPP (relaciones públicas) para pasar gratis antes de la 1.15.

No era la primera vez que elegían ese lugar. Melina Yácumo (26 años) llegó primero con otro grupo e ingresó al local sin pagar entrada, ya que estaba en la lista. Luego arribó Mariana Sánchez (28 años), estudiante de Ciencias Económicas, acompañada por su novio. Prefirió no entrar hasta que llegaran otras amigas que estaban demoradas. Cuando se completó el grupo, a la 1.45, avanzaron en la fila hasta que se toparon con el principal guardia de seguridad. Las paró y les dijo: "es solo con lista". Ellas le contestaron que sí estaban en una nómina. Y así siguió la charla...

- Mariana Sánchez: estamos en la lista de "Gonchi".

- Encargado: la primera vez tienen que venir con una lista de invitación.

- Mariana: ya hemos venido otras veces y ni nos preguntaste el nombre.

En ese momento Mariana le envió un SMS a Melina, que estaba dentro del local, para que saliera en su ayuda. "Me acerqué al jefe de seguridad y le pregunté por qué no podían pasar mis amigas, y me respondió que necesitaban invitación. Le dije que yo acababa de entrar sin ninguna -solo con la lista- y me contestó que mis amigas no figuraban. Le dije que sí, que se fijara... Me seguía respondiendo que no estaban, sin siquiera buscar sus nombres", recordó Melina. Ella envió ayer una carta a la redacción de LA GACETA para relatar la experiencia que protagonizaron el sábado.

Las jóvenes siguieron discutiendo. "Me acerqué a la boletería y pregunté si se compraban las entradas sin listas. Me dijeron que sí y me dieron los diferentes precios. Pregunté si había alguna invitación y me contestaron que no. Entonces salí de nuevo y le conté esto al jefe de seguridad, que empezó a enojarse y a tratarme mal. Le dije que solo eran excusas las que me estaba dando y que lo que estaba haciendo era discriminar. Le dije a mi amiga que no entrara a un lugar así, que era mejor irse. Y el hombre -al que reconoció con nombre y apellido-, me agarró del brazo y me empujó hasta la salida diciéndome: 'vos te vas afuera'".

"Yo le respondí que me soltara, que no tenía ningún derecho a sacarme de esa manera y que al menos me dejara entregarles a mis amigas, que estaban adentro, las cosas de ellas que tenía en mi bolso, como plata y celulares. Pero era inútil, este señor solo se reía y me gritaba", relató Melina. Mientras continuaba la discusión -agregó ella- nadie se involucró y seguían entrando personas al boliche.

"No queríamos pasar gratis. Íbamos a pagar la entrada. Lo tenía claro. Estuve 15 minutos y veía cómo entraba la gente sin invitación. Aunque a algunas también les dijeron que era con lista, y si insistían, les decían lo mismo que a nosotras", destacó Mariana durante la charla con LA GACETA, en el comedor de su casa del barrio Independencia.

"¿Por qué creemos que pasó esto? No tenemos la más mínima idea -agregó Melina-. No entendíamos nada, porque nunca nos pasó algo así. Mis amigas me decían 'pero si estamos bien vestidas'. Puede ser por la vestimenta o porque yo soy morocha. Leí un par de comentarios en Facebook sobre lo que nos pasó y una chica decía que había que salir con vestido escotado o pollera corta para que te dejen pasar. Nosotras estábamos en jeans. Y es cierto, la mayoría que entró estaba con vestido. No sé, no sé, no sé..."

Las chicas se fueron en un taxi. Decidieron que la noche no podía terminar con un trago amargo, por lo que reiniciaron su salida, pero con un destino diferente. "Fuimos a un boliche donde sabemos que no tachan a la gente. Era sábado a la noche, solo queríamos divertirnos después de una larga semana de estudio y trabajo. Eso solamente, no nos imaginábamos que todo iba a terminar así", comentaron las amigas. Y agregaron: "estamos tan acostumbrados a este tipo de actitudes que nos parece moneda corriente. Queremos que nos especifiquen qué es el Derecho de Admisión. Hay que desnaturalizar este tipo de discriminación en la sociedad".

Mientras escuchaba la charla con las dos jóvenes, Alicia Cabrera -la madre de Mariana Sánchez- repudió el proceder de los guardias de seguridad: "tienen demasiado poder. Y al ser lo único que pueden hacer, se sienten importantes o poderosos. Por eso maltratan a las personas".

Ellas no se quedarán calladas: Mariana presentará hoy una demanda en el Inadi por discriminación y Melina analiza denunciar por maltrato al guardia de seguridad.

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