09 Noviembre 2012
PÚBLICO HETEROGÉNEO. El principal paseo de la ciudad fue colmado durante dos horas por ciudadanos que expresaron los más variados reclamos. LA GACETA / FOTO DE INES QUINTEROS ORIO
Aunque faltaban un par de cuadras para llegar a la plaza Independencia, ya se escuchaban con claridad el repicar metálico y desincronizado de los cacerolazos; los cantos indignados de los manifestantes; el chirrido de las cornetas y sirenas. Al igual que en las principales ciudades del país, la manifestación en contra del Gobierno se hizo sentir en estas tierras. Entre 8.000 y 10.000 tucumanos protestaron durante más de dos horas, y expresaron tan variados como incontables reclamos contra la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
La cifra, estimada por policías que custodiaban la pacífica marcha, equivale al número que necesitó en los comicios pasados un candidato a legislador para ocupar una banca.
A las 19.30, los primeros grupos se ubicaron frente a Casa de Gobierno, con pancartas y banderas. A la media hora, cuando estaba pautada la cita del 8N, una multitud se agolpaba desde las escaleras de la iglesia San Francisco hasta la esquina de 25 de Mayo y 24 de Septiembre. El calor y la humedad eran casi insoportables en el sector oeste de la plaza. Franco Villarrubio, de 19 años, sostenía una pancarta que exigía más fuentes de trabajo. "Soy estudiante de Ciencias de la Educación, y pienso que la mejor herramienta para la gente es esa, la educación. Hoy se prioriza dar el voto a los 16 antes que enseñar qué es la participación cívica", dijo el joven. Ana, un ama de casa de 54 años que estaba junto a su esposo, detalló una serie de medidas oficiales a las cuales se opone. "Me gustaría preguntarle al gobernador, José Alperovich, cómo es posible que haya recursos para que se vaya con toda su comitiva a Dubai y no para pagarles el 82% móvil a los jubilados", agregó al mujer. Macarena Taboada y Agostina Rojas, ambas de 18 años, alzaban una cartulina que decía: "hemos gastado más de $ 6; nos quedamos sin comer". Las amigas, sin embargo, no protestaban sólo contra el Indec. "Hoy todo lo que se hace es para favorecer la delincuencia. ¿Cuántas causas hay en el aire?", preguntó Rojas. Pía, Elina y Luciana llevaban otro cartel que decía "basta de mentiras". "Ellas dos son abogadas, yo kinesióloga. Somos las jóvenes profesionales sin trabajo", protestó la primera de ellas, de 26 años. A su alrededor se alzaban innumerables consignas: "no a la venta del edificio municipal de Famaillá"; "se va a acabar la dictadura K"; "señora Presidenta, sus sensaciones nos cuestan vidas"; "en esta marcha no hay bolsón"; "no a la re-reelección"; "basta de pan y circo"; "hasta la maldad le dice a Cristina: hermana, pagales el 82%"...
Si bien en los carteles y en las banderas no se mencionó tanto a Alperovich como a la Presidenta, el gobernador no se salvó de los cantos y los insultos. "Y ya lo ve, y ya lo ve, es para el g... de José", gritaron los manifestantes frente a la Casa de Gobierno.
La oposición también dijo presente, aunque pasó casi inadvertida entre la multitud. Un grupo de muchachos con boinas blancas, distintivo de la juventud radical, saltaba frente a la plaza; los macristas Alberto Colombres Garmendia y Roberto Ávila estaban junto a sus familias; los republicanos Ricardo Bussi y Claudio Viña llevaron su propia bandera argentina. Ninguno recibió insultos, pero tampoco aplausos.
Cerca de las 22.30, por segunda vez en la noche, miles de tucumanos caminaron alrededor del principal paseo de la provincia.
Las voces eran disímiles, hasta que comenzaron a entonar el Himno Nacional. Tras esto, la protesta terminó.
La cifra, estimada por policías que custodiaban la pacífica marcha, equivale al número que necesitó en los comicios pasados un candidato a legislador para ocupar una banca.
A las 19.30, los primeros grupos se ubicaron frente a Casa de Gobierno, con pancartas y banderas. A la media hora, cuando estaba pautada la cita del 8N, una multitud se agolpaba desde las escaleras de la iglesia San Francisco hasta la esquina de 25 de Mayo y 24 de Septiembre. El calor y la humedad eran casi insoportables en el sector oeste de la plaza. Franco Villarrubio, de 19 años, sostenía una pancarta que exigía más fuentes de trabajo. "Soy estudiante de Ciencias de la Educación, y pienso que la mejor herramienta para la gente es esa, la educación. Hoy se prioriza dar el voto a los 16 antes que enseñar qué es la participación cívica", dijo el joven. Ana, un ama de casa de 54 años que estaba junto a su esposo, detalló una serie de medidas oficiales a las cuales se opone. "Me gustaría preguntarle al gobernador, José Alperovich, cómo es posible que haya recursos para que se vaya con toda su comitiva a Dubai y no para pagarles el 82% móvil a los jubilados", agregó al mujer. Macarena Taboada y Agostina Rojas, ambas de 18 años, alzaban una cartulina que decía: "hemos gastado más de $ 6; nos quedamos sin comer". Las amigas, sin embargo, no protestaban sólo contra el Indec. "Hoy todo lo que se hace es para favorecer la delincuencia. ¿Cuántas causas hay en el aire?", preguntó Rojas. Pía, Elina y Luciana llevaban otro cartel que decía "basta de mentiras". "Ellas dos son abogadas, yo kinesióloga. Somos las jóvenes profesionales sin trabajo", protestó la primera de ellas, de 26 años. A su alrededor se alzaban innumerables consignas: "no a la venta del edificio municipal de Famaillá"; "se va a acabar la dictadura K"; "señora Presidenta, sus sensaciones nos cuestan vidas"; "en esta marcha no hay bolsón"; "no a la re-reelección"; "basta de pan y circo"; "hasta la maldad le dice a Cristina: hermana, pagales el 82%"...
Si bien en los carteles y en las banderas no se mencionó tanto a Alperovich como a la Presidenta, el gobernador no se salvó de los cantos y los insultos. "Y ya lo ve, y ya lo ve, es para el g... de José", gritaron los manifestantes frente a la Casa de Gobierno.
La oposición también dijo presente, aunque pasó casi inadvertida entre la multitud. Un grupo de muchachos con boinas blancas, distintivo de la juventud radical, saltaba frente a la plaza; los macristas Alberto Colombres Garmendia y Roberto Ávila estaban junto a sus familias; los republicanos Ricardo Bussi y Claudio Viña llevaron su propia bandera argentina. Ninguno recibió insultos, pero tampoco aplausos.
Cerca de las 22.30, por segunda vez en la noche, miles de tucumanos caminaron alrededor del principal paseo de la provincia.
Las voces eran disímiles, hasta que comenzaron a entonar el Himno Nacional. Tras esto, la protesta terminó.