28 Diciembre 2012
RECONOCIMIENTO. Familiares y amigos le demostraron al magistrado su afecto. LA GACETA / FOTO DE ANALIA JARAMILLO
El juez Emilio Herrera Molina, uno de vocales de la sala II de la Cámara Penal que ha sido denunciado por Susana Trimarco, se despidió hoy de su lugar de trabajo. Durante un emotivo recorrido final por la sede penal de Tribunales, el magistrado recibió el apoyo de colegas, de fiscales, de defensores oficiales, de abogados, de empleados judiciales y de decenas de personas que caminaban por los pasillos del antiguo edificio de avenida Sarmiento al 400.
Ayer, Herrera Molina presentó la renuncia condicionada a su cargo para acogerse a la jubilación. Horas antes, los abogados de Trimarco habían presentado en la Legislatura la demanda en contra de este vocal y de sus pares. Alberto Piedrabuena y Eduardo Romero Lascano. La madre de María de los Ángeles Verón busca la destitución de los tres jueces que resolvieron la absolución de 13 acusados por el caso de su hija, desaparecida hace más de una década. El juicio oral y público, que empezó en febrero y terminó el 11 de diciembre, desató una crisis política que complicó el cierre del año para el oficialismo.
El proceso que podría derivar en las remociones debe ser encarado primero por la comisión de Juicio Político de la Cámara, y en caso de que se encuentren pruebas, el expediente pasará luego por el Jury de Enjuiciamiento, órgano integrado por representantes de los tres Poderes. Este jurado se encargará de decidir el futuro del tribunal, y recién se reunirá por primera vez en febrero de 2013.
Herrera Molina, de 69 años, estaba en condiciones de iniciar los trámites jubilatorios. Sin embargo, mientras no llegue la notificación de la Anses, el gobernador, José Alperovich, no podrá resolver el futuro del magistrado. El titular del PE es quien debe firmar la aceptación de su dimisión y el pase al sector pasivo.
Hoy, el juez pasó por su oficina, ubicada en el primer piso de la sede penal de Tribunales. Al mediodía, Herrera Molina bajó hacia el hall central del edificio y los empleados judiciales empezaron a aplaudirlo. Algunos entraron a los despachos y les pidieron a sus colegas que salieran. "¡Esto nos puede pasar a todos!", se escuchó que gritaba alguien.
En el trayecto del último recorrido por esos pasillos, el magistrado recibió abrazos de varios funcionarios judiciales de peso. "Usted es un hombre de bien", "fuerza, doctor" y "justicia" fueron algunas de las palabras que resonaron allí. A la puerta de Tribunales se abrazó a su hija, María Herrera Molina, quien lo había defendido con una carta pública a través de Facebook. Ambos se subieron a un vehículo y se marcharon a su casa. "Mi marido está muy emocionado. Para nosotros, como familia, fue algo muy lindo. Nos han dado un abrazo muy fuerte, y estamos agradecidos", le dijo a LA GACETA María Teresa Paunero de Herrera Molina, esposa del juez. LA GACETA ©
Ayer, Herrera Molina presentó la renuncia condicionada a su cargo para acogerse a la jubilación. Horas antes, los abogados de Trimarco habían presentado en la Legislatura la demanda en contra de este vocal y de sus pares. Alberto Piedrabuena y Eduardo Romero Lascano. La madre de María de los Ángeles Verón busca la destitución de los tres jueces que resolvieron la absolución de 13 acusados por el caso de su hija, desaparecida hace más de una década. El juicio oral y público, que empezó en febrero y terminó el 11 de diciembre, desató una crisis política que complicó el cierre del año para el oficialismo.
El proceso que podría derivar en las remociones debe ser encarado primero por la comisión de Juicio Político de la Cámara, y en caso de que se encuentren pruebas, el expediente pasará luego por el Jury de Enjuiciamiento, órgano integrado por representantes de los tres Poderes. Este jurado se encargará de decidir el futuro del tribunal, y recién se reunirá por primera vez en febrero de 2013.
Herrera Molina, de 69 años, estaba en condiciones de iniciar los trámites jubilatorios. Sin embargo, mientras no llegue la notificación de la Anses, el gobernador, José Alperovich, no podrá resolver el futuro del magistrado. El titular del PE es quien debe firmar la aceptación de su dimisión y el pase al sector pasivo.
Hoy, el juez pasó por su oficina, ubicada en el primer piso de la sede penal de Tribunales. Al mediodía, Herrera Molina bajó hacia el hall central del edificio y los empleados judiciales empezaron a aplaudirlo. Algunos entraron a los despachos y les pidieron a sus colegas que salieran. "¡Esto nos puede pasar a todos!", se escuchó que gritaba alguien.
En el trayecto del último recorrido por esos pasillos, el magistrado recibió abrazos de varios funcionarios judiciales de peso. "Usted es un hombre de bien", "fuerza, doctor" y "justicia" fueron algunas de las palabras que resonaron allí. A la puerta de Tribunales se abrazó a su hija, María Herrera Molina, quien lo había defendido con una carta pública a través de Facebook. Ambos se subieron a un vehículo y se marcharon a su casa. "Mi marido está muy emocionado. Para nosotros, como familia, fue algo muy lindo. Nos han dado un abrazo muy fuerte, y estamos agradecidos", le dijo a LA GACETA María Teresa Paunero de Herrera Molina, esposa del juez. LA GACETA ©