04 Enero 2013
La presión de las condiciones climáticas no favorables, más la fuerte presión fiscal y la falta de políticas gubernamentales en apoyo de los pequeños y medianos productores conforman un contexto complejo para el productor agrícola.
"La campaña de siembra de soja en el Norte Argentino está retrasada por la falta de agua. Esto lleva a que el productor comience a cambiar de estrategias, ya que los ciclos cortos ya están cerrados, por lo que ahora deben pasar a los ciclos productivos más largos. Esto acarrea otro problema porque, por lo general, la mayoría de los productores no tienen la semilla necesaria para cubrir esos ciclos. Además, la siembra de soja comenzó a superponerse con la de maíz", explicó a LA GACETA Rural el productor y dirigente rural Víctor Pereyra.
La zona agrícola donde desarrolla su actividad productiva llovió en diciembre entre 25 y 30 milímetros.
"Ahora, las lluvias fueron muy localizadas, lo que dificulta la conformación de los frentes de siembra, lo que preanuncia que habrá pérdidas de rendimientos. Hay que rogar a Dios que la humedad y las lluvias continúen siendo parejas hasta el fin de ciclo", planteó el productor.
"En el caso de los que hicieron siembras tempranas, muchos tuvieron que resembrar; y los que no resembraron ya tienen problemas de crecimiento, además de que hay casos donde están enfrentando el ataque de plagas, lo que los obligó a hacer dos aplicaciones químicas", presentó como panorama. "Esto se traduce en mayores costos y en pérdidas financieras, porque por más que el precio de la soja esté alto, los costos en dólares se incrementaron aún más, por lo que las dificultades financieras son hoy comunes en el sector, y más aún entre los pequeños y medianos productores, que terminan absorbidos por los agricultores más grandes", lamentó.
¿Reemplazar por legumbres?, consultó nuestro diario. "Puede ser por poroto negro, que es el que se hace en Tucumán. Pero no todos los productores están preparados para encarar esta producción, porque además que la crisis hídrica está instalada en todo el Noroeste Argentino (NOA), faltan semillas de poroto, por lo que al comprar tendrán que pagar precios más altos, lo que impactará en los costos y en la rentabilidad. La situación es compleja", respondió.
Ausencia pública
Frente a este panorama, Pereyra criticó la falta de apoyo del Estado. "En esta situación observamos el peso que tiene la falta de apoyo de las políticas de los Gobiernos nacional y provincial, porque la presión fiscal es enorme, que se suma a las trabas para comercializar (trigo y maíz, por intervención del Estado), absurdas en algunos casos. Además, existe mercadería, pero no hay interés en el exterior por comprarnos, más la presión fiscal sobre los exportadores", describió. "El gobierno kirchnerista se quedó, en retenciones, con U$S 45.000 millones, de los cuales el productor no recibió nada. El agricultor tiene muchas deudas, que si el Estado no lo ayuda, terminará absorbido por los agricultores grandes", concluyó.
"La campaña de siembra de soja en el Norte Argentino está retrasada por la falta de agua. Esto lleva a que el productor comience a cambiar de estrategias, ya que los ciclos cortos ya están cerrados, por lo que ahora deben pasar a los ciclos productivos más largos. Esto acarrea otro problema porque, por lo general, la mayoría de los productores no tienen la semilla necesaria para cubrir esos ciclos. Además, la siembra de soja comenzó a superponerse con la de maíz", explicó a LA GACETA Rural el productor y dirigente rural Víctor Pereyra.
La zona agrícola donde desarrolla su actividad productiva llovió en diciembre entre 25 y 30 milímetros.
"Ahora, las lluvias fueron muy localizadas, lo que dificulta la conformación de los frentes de siembra, lo que preanuncia que habrá pérdidas de rendimientos. Hay que rogar a Dios que la humedad y las lluvias continúen siendo parejas hasta el fin de ciclo", planteó el productor.
"En el caso de los que hicieron siembras tempranas, muchos tuvieron que resembrar; y los que no resembraron ya tienen problemas de crecimiento, además de que hay casos donde están enfrentando el ataque de plagas, lo que los obligó a hacer dos aplicaciones químicas", presentó como panorama. "Esto se traduce en mayores costos y en pérdidas financieras, porque por más que el precio de la soja esté alto, los costos en dólares se incrementaron aún más, por lo que las dificultades financieras son hoy comunes en el sector, y más aún entre los pequeños y medianos productores, que terminan absorbidos por los agricultores más grandes", lamentó.
¿Reemplazar por legumbres?, consultó nuestro diario. "Puede ser por poroto negro, que es el que se hace en Tucumán. Pero no todos los productores están preparados para encarar esta producción, porque además que la crisis hídrica está instalada en todo el Noroeste Argentino (NOA), faltan semillas de poroto, por lo que al comprar tendrán que pagar precios más altos, lo que impactará en los costos y en la rentabilidad. La situación es compleja", respondió.
Ausencia pública
Frente a este panorama, Pereyra criticó la falta de apoyo del Estado. "En esta situación observamos el peso que tiene la falta de apoyo de las políticas de los Gobiernos nacional y provincial, porque la presión fiscal es enorme, que se suma a las trabas para comercializar (trigo y maíz, por intervención del Estado), absurdas en algunos casos. Además, existe mercadería, pero no hay interés en el exterior por comprarnos, más la presión fiscal sobre los exportadores", describió. "El gobierno kirchnerista se quedó, en retenciones, con U$S 45.000 millones, de los cuales el productor no recibió nada. El agricultor tiene muchas deudas, que si el Estado no lo ayuda, terminará absorbido por los agricultores grandes", concluyó.