A solo 422 kilómetros de San Miguel de Tucumán puede estar el principio de un viaje diferente. Usando tu auto y la ciudad de La Rioja como punto de partida, te proponemos dos recorridos para disfrutar de la naturaleza, de la música y de la historia. En ambos casos, recomendamos usar dos etapas, para que el viaje no se convierta en una maratón y, además de pasear, descanses.
El camino ocre
El primer destino está a 200 km: es el Parque Nacional Talampaya, al que conviene dedicarle buena parte del día. Salí de la capital por la Ruta 38, rumbo a Patquía. Allí tomá la 150 hasta el empalme con la 76. Esta te lleva a la entrada principal del parque, que abre de 8 a 18; la última excursión sale a las 17:30. Se recomienda calzado cómodo, agua, y, claro, protector solar. Los servicios incluyen un centro operativo donde se venden las excursiones, restorán, proveduría, baños, camping y teléfonos. La entrada para argentinos cuesta $20; los estudiantes universitarios (con libreta) pagan $ 15 y los menores de 16 entran gratis. Los precios de las excursiones los fija cada prestador. No se puede ingresar con auto particular.
Si el camping es lo tuyo podés quedarte ahí mismo o seguir hasta Villa Unión; si no, encontrarás hoteles en esta cuidad y en Vinchina, que queda más cerca del próximo destino: la reserva Laguna Brava.
La única calle que tiene Vinchina desemboca en un puente sobre el río Bermejo. A partir de allí, un camino de tierra apto para autos comunes asciende por la Quebrada de La Troya (¡disfrutá de las vistas!) y sigue hasta Alto Jague, último poblado antes de ingresar en la inmensidad de la cordillera. El camino continúa por la Quebrada Santo Domingo; cada tanto en las laderas se pueden ver los guanacos y las vicuñas que protege la reserva. Subirás luego por la "Quebrada del Peñón"; a la orilla de la ruta hay curiosos refugios de piedra parecidos a iglúes levantados a fines del siglo XIX para albergar arrieros que conducían ganado a Chile. Seguirás subiendo hasta los 4.000 metros pero vale la pena: una huella de ripio te lleva al centro del valle y allí, la inmensa laguna ovalada. ¡Llegaste!
El camino morado
Empieza en ciudad de La Rioja. Y si vas a ir entre el 8 y el 12 de febrero quedate allí unos días y no te pierdas la Fiesta Nacional de la Chaya.
Cuando decidas iniciar el camino partirás por lo que se conoce como Corredor de la costa, que sobre la ruta 75 va enlazando pueblitos tranquilos rodeados por pinos, nogales y álamos. Seguramente quedaste cansado de la fiesta, pero a 15 km podrás relajate a las orillas del dique Los Sauces. Cuando caiga el sol, llegate hasta Sanagasta, donde podrás hacer noche (hay un camping municipal y hoteles). Antes podés visitar alguna de las pequeñas bodegas del pueblo y el Mercado Artesanal.
Al otro día estaría bueno visitar el parque geológico; está "ahicito nomás" del poblado (4 km) y te encontrarás con interesantísimas huellas de la prehistoria.
Seguí luego hacia el norte por la Ruta 75 hasta su intersección con la 60; tomá esta. Pasarás por Aimogasta, cabecera de la región de Arauco, y Capital Nacional del Olivo. A 3 km del pueblo existe un ejemplar de más de 400. Ha sido declarado Monumento Nacional, y junto a él un cartel indica "Olivo Fundador de la Olivicultura Argentina, plantado en el siglo XVII por el Capitán Diego de Alvarado".
Seguí por la Ruta 60. Tu destino es el departamento de San Blas de los Sauces, más específicamente, las ruinas incaicas conocidas como Sitio de Hualco. Pero por el camino podrás disfrutar de la Quebradas Sauceñas, que forman los afluentes del río Los Sauces, de aguas cristalinas, cascadas y abundante vegetación. A 250 metros de una de esas quebradas, la de Hualco, precisamente, encontrarás la ciudadela inca, que te espera.
DOS CIRCUITOS EN DOS COLORES
Ocre (ver imagen)
1. Parque Nacional Talampaya
Ofrece tres circuitos que te hacen sentir en una antigua catedral laberíntica, una experiencia mágica entre farallones rojos de 250 millones de años de antigüedad, formas inusitadas moldeadas por la erosión y cielos diáfanos sobre tu cabeza. En las murallas del Gran Cañón (circuito de dos horas y media) podrás ver petroglifos de las culturas ciénaga y diaguita. El circuito Arco Iris, apenas más prolongado, te lanza en un desfiladero con formaciones ocres, rojas, verdes y blancas. Y si te animás al de la Ciudad Perdida, una caminata de cuatro horas, podrás disfrutar de una depresión natural de 70 m de profundidad y recorrer los laberintos diseñados por las corrientes de agua. Frente a las oficinas hay un paseo que te permite conocer las especies de dinosaurios que poblaron la zona hace 200 millones de años.
2. Quebrada de la Troya
Son 130 km de camino de cornisa sobre la quebrada que forma el río Bermejo. En las laderas de las montañas se pueden ver huellas petrificadas de la vida que poblaba estos parajes antes del plegamiento que las hizo surgir, además de geoformas como la Pirámide, el Anfiteatro, el Panal de Abejas, y los árboles petrificados.
3. Reserva Laguna Brava
Es un paraíso de 5.000 ha oculto en la cordillera. Cuando llegás a los 4.000 m de altitud, en el centro del valle aparece "ella" (casi 80 m2) rodeada de majestuosos picos, y otras menores formadas por los deshielos. La serenidad del ambiente se rompe cuando un centenar de flamencos rosados extiende sus alas y levanta vuelo en ese descomunal valle multicolor donde las montañas se visten de azul, naranja, verde, violeta y marrón.
Morado (ver imagen)
1. Fiesta de la Chaya
Este año será en el autódromo y se aplicará un nuevo sistema de entradas (ya están en venta) magnéticas. Los abonos más caros por cuatro noches cuestan $250. Actuarán, entre otros, Abel Pintos, Facundo Toro, Peteco Carabajal, Jorge Rojas, Coplanacu, El Chaqueño, Los Manseros y Amboé. Lo imperdible: las "topadas" con agua y harina, perfumadas de albahaca.
2. Dique Los Sauces
A 15 km de la capital, rodeado por cerros, está este oasis. Allí funcionan el Club de Pesca y el camping municipal. Se puede pescar o practicar windsurf y natación. Podrás también disfrutar de la variada fauna.
3. Parque Geológico
Muy cerca del pueblo de Sanagasta encontrarás esta formación geológica de areniscas rojas, donde el viento ha esculpido formas caprichosas y originales. Su mayor tesoro, sin embargo, son nidos con huevos de dinosaurios y plantas fósiles de ente 65 a 95 millones de años.
4. Sitio Arqueológico De Hualco
Es uno de los conjuntos construidos por los incas cuando, el Imperio del Tawantisuyu se extendía hacia el Sur -entre el 300 y 400 d.C-, mejor conservado. Se accede a pie por una senda muy bien marcada que trepa una de las laderas de la quebrada de Hualco, sobre el precipicio que mira hacia el río. La visión panorámica de los valles vecinos dejan claro su carácter estratégico; sin embargo, no es "pucará" (fortaleza) sino un poblado: unas 150 casas y algunos recintos semicirculares. Se cree que prestaba funciones administrativas al inmenso Imperio del Sol.