01 Febrero 2013
CRISIS. La falta de diálogo político entre los actores del sistema productivo nacional y el Gobierno genera mucha incertidumbre en torno del futuro del sector. MARCOGUOLI.COM
"El sector agropecuario debe asumir que todo reclamo sectorial carece de viabilidad en el contexto económico actual si antes no hay una corrección de las políticas macro. Por lo tanto, fue muy oportuna la decisión de las entidades agropecuarias de apostar a la tranquilidad social, postergando una medida de fuerza sectorial. De esa forma se dará lugar al diálogo, que sigue siendo la única manera de encontrar soluciones viables ante la difícil situación del país". Arturo Navarro, consultor agropecuario, reflexionó así sobre la actual situación económica y social y, en particular, la política agropecuaria y los reclamos del sector. En esa línea, el consultor dejó en claro que para lograr "cambios generales" los diferentes actores deben asumir en qué lugar está parado el país.
"Después podrán hacerse las propuestas mínimas sectoriales para la coyuntura, con el fin de aumentar las producciones y las exportaciones y poder frenar la inflación que va adquiriendo el carácter de crónica y está pegando muy fuerte al conjunto de la sociedad", remarcó Navarro, quien aclaró que el incrementos de precios afecta, en particular, en los pobres, que representan el 25% de población.
"La suba de los alimentos holgadamente está arriba de un 26% de inflación anual, en 2012", añadió.
La política cambiaria y la inflación son consecuencia directa de la política nacional. Desde esa perspectiva, Navarro aseguró que el cepo al dólar tuvo que implementarse por las "limitaciones discrecionales" a las producciones y exportaciones del sector agropecuario y agroindustrial.
"Se le puso un cepo al único sector que genera dólares genuinos. Los derechos de exportación demostraron que no limitan la suba de los alimentos, pero sacan competitividad", enfatizó.
Según el consultor, a las economías regionales, las alejadas de los grandes centros de consumo y de los puertos, no les "alcanza con la eliminación de las retenciones para mejorar su política cambiaria". "Necesitan, como todos los otros segmentos de la economía, un dólar efectivo que sea competitivo con el mundo para poder exportar e importar", expresó.
A fines de 2012, el Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA) presentó un informe en el que se demostró que el sector agropecuario invirtió en el ciclo 2011-2012, $ 236.317 millones, lo que representó un incremento de un 27% respecto del ciclo anterior, con $ 185.715 millones. Ese porcentaje representó el nivel inflacionario, recordó.
"¿Cuánto más podrían haber sido la inversión, producción y exportación, si el Gobierno hubiera acompañado al sector?", se preguntó el consultor. "En el trabajo 'La demanda mundial de alimentos 2010-2020', de Juan José Llach para la Fundación Producir Conservando, se afirmó que por restricciones cuantitativas, proteccionismos discrecionales y costo de oportunidad, la actividad agropecuaria y agroindustrial dejó de percibir en esta gestión de gobierno más U$S 20.000 millones de producción y U$S 15.000 de exportaciones", respondió.
Navarro puso como un ejemplo a imitar la inclusión de los emprendedores a diferentes clusters regionales, que, a su entender, lograron incorporar de manera eficiente las distintas producciones y rompieron la dinámica de la expulsión territorial de los trabajadores.
"Relativizaron el costo del flete transformando la materia prima en origen y agregando valor a lo transportado: este es el ejemplo a imitar y a generalizar en el país. Se trató solamente de poner al complejo agroindustrial, el más eficiente y competitivo del país, en igualdad de condiciones con los otros sectores de la economía. Y de integrarlo en un proyecto nacional basado en valores fundamentales y con objetivos económicos generales y sectoriales", argumentó.
Arturo Navarro hizo hincapié en que "se debería dejar atrás los enfrentamientos del pasado y las ideologías cuando se discute cómo aumentar las producciones".
"Hay asumir que la actividad privada y los emprendedores son los únicos que generan las riquezas de un país, siempre que estén acompañados por un Estado que cumple con todas las funciones indelegables y con pleno funcionamiento la división de poderes", finalizó.
"Después podrán hacerse las propuestas mínimas sectoriales para la coyuntura, con el fin de aumentar las producciones y las exportaciones y poder frenar la inflación que va adquiriendo el carácter de crónica y está pegando muy fuerte al conjunto de la sociedad", remarcó Navarro, quien aclaró que el incrementos de precios afecta, en particular, en los pobres, que representan el 25% de población.
"La suba de los alimentos holgadamente está arriba de un 26% de inflación anual, en 2012", añadió.
La política cambiaria y la inflación son consecuencia directa de la política nacional. Desde esa perspectiva, Navarro aseguró que el cepo al dólar tuvo que implementarse por las "limitaciones discrecionales" a las producciones y exportaciones del sector agropecuario y agroindustrial.
"Se le puso un cepo al único sector que genera dólares genuinos. Los derechos de exportación demostraron que no limitan la suba de los alimentos, pero sacan competitividad", enfatizó.
Según el consultor, a las economías regionales, las alejadas de los grandes centros de consumo y de los puertos, no les "alcanza con la eliminación de las retenciones para mejorar su política cambiaria". "Necesitan, como todos los otros segmentos de la economía, un dólar efectivo que sea competitivo con el mundo para poder exportar e importar", expresó.
A fines de 2012, el Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA) presentó un informe en el que se demostró que el sector agropecuario invirtió en el ciclo 2011-2012, $ 236.317 millones, lo que representó un incremento de un 27% respecto del ciclo anterior, con $ 185.715 millones. Ese porcentaje representó el nivel inflacionario, recordó.
"¿Cuánto más podrían haber sido la inversión, producción y exportación, si el Gobierno hubiera acompañado al sector?", se preguntó el consultor. "En el trabajo 'La demanda mundial de alimentos 2010-2020', de Juan José Llach para la Fundación Producir Conservando, se afirmó que por restricciones cuantitativas, proteccionismos discrecionales y costo de oportunidad, la actividad agropecuaria y agroindustrial dejó de percibir en esta gestión de gobierno más U$S 20.000 millones de producción y U$S 15.000 de exportaciones", respondió.
Navarro puso como un ejemplo a imitar la inclusión de los emprendedores a diferentes clusters regionales, que, a su entender, lograron incorporar de manera eficiente las distintas producciones y rompieron la dinámica de la expulsión territorial de los trabajadores.
"Relativizaron el costo del flete transformando la materia prima en origen y agregando valor a lo transportado: este es el ejemplo a imitar y a generalizar en el país. Se trató solamente de poner al complejo agroindustrial, el más eficiente y competitivo del país, en igualdad de condiciones con los otros sectores de la economía. Y de integrarlo en un proyecto nacional basado en valores fundamentales y con objetivos económicos generales y sectoriales", argumentó.
Arturo Navarro hizo hincapié en que "se debería dejar atrás los enfrentamientos del pasado y las ideologías cuando se discute cómo aumentar las producciones".
"Hay asumir que la actividad privada y los emprendedores son los únicos que generan las riquezas de un país, siempre que estén acompañados por un Estado que cumple con todas las funciones indelegables y con pleno funcionamiento la división de poderes", finalizó.