Tafí se revela por medio de su renovada tradición textil

Los tejedores producen con técnicas ancestrales, pero adoptan nuevos diseños y colores. El sello tafinisto consiste en puntos estrechos y lana de buena calidad.

UN ESTALLIDO DE FORMAS Y COLORES. Inevitable llevarse un souvenir de tela. FOTO DE DIEGO ARAOZ / ESPECIAL PARA LA GACETA UN ESTALLIDO DE FORMAS Y COLORES. Inevitable llevarse un souvenir de tela. FOTO DE DIEGO ARAOZ / ESPECIAL PARA LA GACETA
06 Febrero 2013
El espíritu artesano de los vallistos elabora el urdido en los telares de antaño. Estas máquinas rústicas reciben la inspiración de los inmensos cerros verdosos, de las flores con pétalos brillantes y cultivos de diversas texturas que cubren la pradera. Arte, tradición y oficio se fusionan en el instante en que el hilo se ata a las maderas o a los clavos. De esa operación nacen alfombras, muñecos, peleros, frazadas y todo tipo de abrigos de lana de oveja o de llama.

Los colores brotan gracias al calor del fuego, que agita las ollas con agua hirviendo, anilina y vinagre (sirve para fijar las tonalidades). Esta técnica de teñido ha desplazado a las recetas originales que usaban tintes extraídos de la naturaleza, como cáscara de nuez, frutos rojos o cochinillas. En el presente, los artesanos son "libres" para "pintar" sus creaciones.

Los más de 40 tejedores que convergen en el local de exposición y venta La Ruta del Tejido consideran que es indispensable adaptar las técnicas de antaño a diseños actuales y coloridos. Edith Monasterio, Jacinta Romano, Víctor Mamaní y Andrea Gatti son algunos de los hombres y mujeres que llevan en la sangre las ganas -y la necesidad- de crear piezas únicas a partir de frondosos ovillos. Sus obras siguen un patrón que las identifica y distingue. "La característica del tejido de Tafí es su punto: es más apretado y tupido (que en otras localidades de los valles). Eso se debe a las temperaturas bajas. Si hace calor, el tejido tiende a abrirse. Además, la lana de oveja es diferente a la de otras regiones. En el desierto se les pegan los abrojos, lo que no pasa en Tucumán. Eso permite que el hilado sea regular y no pierda textura", explica Rainiero Fernández, del negocio La Posta de Ata. Desde hace seis años, este artista plástico tucumano y su hermana Mónica se dedican a la confección y a la venta de prendas tejidas.

Otra característica de la producción local es que los artesanos tejen mucho "a pala" (sacan el peine del telar). Con ello, logran una estructura abigarrada, que es ideal para crear prendas de invierno.

Pese a que la producción no descansa, los de Tafí se ven obligados a recurrir a las hilanderas de Santa María. "Quedan pocas aquí. Doña Primitiva Monasterio es una de las artesanas que aún hila con uso y con rueca", comenta la tejedora Elba Díaz.

Desde 2009, el Ente Tucumán Turismo ofrece un recorrido por las casas que integran la Ruta del Artesano. El programa, que es gratuito y se desarrolla durante los viernes de febrero, recorre las rutas 325 y 355. Cada parada brinda una trama distinta de Tafi, como distintas son las montañas que tejió la Pachamama.

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