Aprendé a leer los síntomas de los chicos

Los psicólogos afirman que los padres son los más indicados para detectar cuándo hay maltraltrato. El control de las autoridades educativas no alcanza.

HABLAN CON SU CUERPO. Los gestos y las actitudes de los niños que revelan temores o rechazo están diciendo que algo anda mal en el jardín. NOVINI.STARA-ZAGORA.ORG HABLAN CON SU CUERPO. Los gestos y las actitudes de los niños que revelan temores o rechazo están diciendo que algo anda mal en el jardín. NOVINI.STARA-ZAGORA.ORG
07 Febrero 2013
El "jardín del terror" cerró sus puertas pero dejó libre al fantasma de todas las madres. ¿En cuántos jardines maternales ocurrirá lo mismo que en el "Tribilín" de Buenos Aires, sin que nadie se entere? Los psicólogos afirman que los padres son los que más capacitados están para detectar los síntomas del maltrato. No hay que dejar pasar las señales de alarma, sobre todo cuando el niño pequeño todavía no puede verbalizar lo que le pasa, y su único medio es expresarlo a través del cuerpo.

Que le duele la panza justo a la hora que tiene que comer para después ir al jardín; que llora y nadie sabe qué le pasa; que le da diarrea; que la noche anterior sueña con monstruos, que se enferma, que está retraído, que dice que la maestra "es mala" ... Todos son indicadores de que algo no está bien. En el caso de "Tribilín" muchos chicos tenían miedo al agua, y es que los docentes los amenazaban con sumergirlos en una pileta. "Todo lo que el chico no puede expresar con palabras, uno tiene que leerlo en el síntoma", advierte la psicóloga Silvina Cohen Imach, especialista en violencia y maltrato.

No hay que esperar que aparezcan moretones y otros signos físicos, los verbales son los más comunes y fáciles de detectar. "Los chicos son muy claros. Yo tenía un paciente que se agarraba a la puerta del auto y no se quería soltar para entrar al colegio. Por eso, la primera recomendación a los padres es que estén atentos a los síntomas, y si el chico logra hablar, creerle, porque no volverá a intentarlo de nuevo", alerta.

"Tucumán no está ajena a las situaciones de violencia, sólo que pueden darse de manera diferente que en Buenos Aires. Recordemos que allá muchos padres dejan a sus hijos en maternales para ir a trabajar, en cambio en la provincia todavía es más común que los chicos se queden con la abuela o con la niñera. Sin embargo, conozco padres que se quejaron porque sus hijos de dos o tres años fueron golpeados por otros chicos de cuatro o cinco, pero ni los docentes ni los directores hicieron nada. El descuido también es otra forma de maltrato", remarca la psicóloga Myriam Bulos, experta en maternidad y primera infancia.

Otro problema es la falta de denuncia. Muchos padres no quieren reclamar y optan por cambiar a sus hijos de colegio. "En nuestro país no existe a la fecha una cobertura por parte del sistema educativo estatal que atienda las necesidades de la primera infancia. La falta de vacantes lleva a los padres a acudir a establecimientos privados que no cuentan con la infraestructura requerida, y tampoco con personal titulado. Su personal está muchas veces sobreexplotado y deben atender una cantidad de chicos superior a la relación adulto-niño que se estima conveniente para una buena relación pedagógica. Se trata de establecimientos cerrados a la relación de poder, con pequeños empresarios que hacen primar la relación costo-beneficio como variable determinante por sobre la educativa. El Estado tampoco controla las habilitaciones de estos jardines", describe Bulos la realidad general del país.

¿Qué ocurre en Tucumán? Hasta 2010 cualquier persona podía abrir un maternal con la misma facilidad que un quiosco. Pero desde 2011, el decreto Nº 255 del Ministerio de Educación regula la apertura de los jardines materno-infantiles. "Ahora estamos haciendo un seguimiento de todas las instituciones que iniciaron expedientes para obtener su registro. Haberlo iniciado no significa tener aprobado el informe pedagógico ni de infraestructura", aclara la directora de Nivel Inicial, Patricia Tauber.

Sin embargo, hasta ahora sólo hay cuatro maternales con número de registro y habilitación municipal. "Hay resistencia por parte de los colegios a las inspecciones del Ministerio", se queja Tauber. "Los padres deberían ser nuestros aliados, deberían exigir a los colegios las actas de supervisión", propone. En Tucumán hay 200 expedientes elevados.

Los padres que tengan dudas pueden llamar al teléfono 430-1165, de 12.30 a 18.

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