Hubo un tiempo en que las comparsas desfilaban por las calles del centro

La costumbre de usar trajes complejos y a veces alegóricos fue importante hasta la década del 70, y no ha muerto, en realidad.

 CORSOS DE FLORES. Comparsa de La Chicago en febrero de 1952. CORSOS DE FLORES. Comparsa de La Chicago en febrero de 1952.
12 Febrero 2013
"Cambia, todo cambia... ", dice la canción. Y los corsos, las comparsas y las murgas no podían ser la excepción. En este último viaje al pasado de las Historias de Carnaval queremos mostrarte y contarte algunas de las costumbres que se fueron perdiendo.

Nostalgia que lleva años
Claro que esta sensación que huele a nostalgia no es nueva. Y hasta puede llegar a parecerles una exageración a quienes en la década del 70 recién estaban naciendo.

El 20 de febrero de 1971, LA GACETA ya miraba con tristeza hacia el pasado en su crónica del Carnaval: "Los festejos de años atrás... tenían sabor a serpentinas, flores y agua perfumada. Pero ya hace mucho tiempo que comenzó la agonía de estas celebraciones", escribe el periodista, y lamenta que los corsos de flores fueran una rememoración de nostálgicos. En esos tiempos, habían ganado fama los corsos de Aguilares (que cumplen 40 años en 2014) y los de Monteros.

Remitirse a las pruebas
Sin embargo, la costumbre de desfilar disfrazados y bailando por lugares claves de la ciudad no se perdió inmediatamente. Te lo dicen las imágenes. Y también muestran las crónicas de entonces que los carnavales tucumanos eran lo suficientemente importantes y conocidos como para que algunas de las comparsas llegaran de otras tierras.

Eso ocurrió con la de los astronautas de 1969 (foto superior izquierda) y la Montaraz (arriba a la derecha), venida especialmente de la ciudad salteña de Metán. Según la crónica del 26 de febrero de 1973: "el grupo acaparó la atención de los transeúntes por sus llamativos atuendos y por la espectacularidad del ritmo de su marcha".

Los pronósticos agoreros nunca se cumplieron, en realidad. Quedan en nuestro archivo testimonios de comparsas que desfilaron por la peatonal en 1991 y en 1993. Y los corsos que este año se realizaron en distintos barrios de la ciudad confirman que con el Rey Momo no hay quien pueda.

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