Cupido dispara flechas rejuvenecedoras

Para el amor no hay fronteras. ¿Quien dijo que está reservado a los jóvenes? En los hogares de ancianos muchos encuentran la pareja que los acompañará por el resto de su vida. Hay mucho tiempo para charlar, pasear por los jardines y ver películas. Para conocerse en profundidad. Tres historias te van a conmover.

UN AMOR DE PELÍCULA. Carlos Acuña y su mujer, María Nilda Elena Soria, viven felices en el hogar San José, de los Padres Azules. UN AMOR DE PELÍCULA. Carlos Acuña y su mujer, María Nilda Elena Soria, viven felices en el hogar San José, de los Padres Azules.
14 Febrero 2013
Si fuera por él, volvería a pedirle la mano. Como hace 59 años, cuando se enamoró de esa tucumana audaz y aventurera, que sabía hablar tantos idiomas. A los 85 años, Carlos Acuña todavía la recuerda tal como era, con su desenfado, su alegría, su afán de viajar y de conocer nuevos mundos. "Ella se iba sola y me dejaba a mí trabajando", dice simulando un gesto de desagrado, que en el fondo es de simpatía.

Carlos cuenta que fue profesor de Historia, periodista y corrector de pruebas en los años 50 en LA GACETA. Un día le anunció a su mujer que se mudarían "al mejor lugar de Tucumán", adonde ellos podrían vivir tranquilos y felices. Los dos solos, porque nunca tuvieron hijos. Y la llevó al hogar San José, en Saavedra al 1300, que es atendido por los Padres Azules. Allí viven como en su casa, pasean por los inmensos jardines mientras obligan a la memoria a retroceder poco a poco para rescatar momentos que parecían perdidos. María Nilda Elena Soria, la protagonista de esta historia de amor, tiene 88 y padece Mal de Alzheimer. Carlos la conduce con infinita paciencia por los pasillos del hogar. Le cuenta historias que ella ya ha olvidado y la ayuda en cada paso.

"Mi esposa era periodista, se había recibido en Córdoba, pero no trabajaba... vivía de mí; solamente se dedicaba a gastar plata", bromea Carlos. "Ella hizo 12 viajes sola, ¡cómo le gustaba conocer nuevos lugares! Manejaba el italiano, el inglés, el francés... Tenía facilidad para los idiomas. Yo siempre fui muy duro", vuelve a reír.

¿Quien dijo que Cupido sólo tensa su arco en lugares donde hay jóvenes? En los hogares de ancianos las flechas también hacen blanco. Por momento, Carlos recuerda al personaje de Nino Balverde que encarnaba Héctor Alterio en "El hijo de la novia". La mira con tanta dulzura que acaso despierte la envidia de alguna joven enfermera.

"Era una morocha linda, ¡cómo le gustaba la música, especialmente el piano y la guitarra!", recuerda mirando a su mujer, que a pesar de los años sigue siendo "la alegría y el sostén de su vida".

Carlos y María Nilda no son la única pareja del hogar, también hay otra, cuya historia fue publicada por LA GACETA.

María Nilda sonríe. Carlos sabe que no todo fue color de rosas. "Cuando recién nos casamos tuvimos una crisis. Pero mi madre me aconsejó: 'no te separés, aguantá, me lo vas a agradecer cuando seas viejo. Mi madre no se equivocaba", dijo mirando a su amor.

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