Todos quieren ser parte del circo

Los vasos con fernet circulan por un costado de la pasarela. Hay que llegar temprano para no quedarse fuera del front row tucumano, de sillas plásticas y vecinos que degustan conos de papas fritas. Niños y adultos compiten por el mejor lugar. Detrás del gran escenario los periodistas y los comentaristas de moda (no son lo mismo) se empujan o se codean por unas palabras de la celebrity, de la modelo principal, del organizador o del prestigioso diseñador. Si tienen ganas o les sobra tiempo para atender a los medios esas declaraciones serán compartidas entre siete u ocho micrófonos.

Algunos curiosos prefieren quedarse a un costado de la carpa blanca, observando el outfit de sus colegas, mientras se fuman un "pucho" relajadamente, sin apuros. De repente alguien grita: "la prensa afuera". Sí, esos que unos minutos antes estaban esperando que canales de televisión, diarios, revistas o radios los honraran con su presencia (la difusión es clave para cualquier desfile). Los fotógrafos tratan de capturar una imagen en la que no se cruce un compañero, un micrófono, una cámara o un celular. Es la última oportunidad para que los "cholulos" se saquen fotos con la impactante modelo. Mientras, el público espera impaciente. Es que ya han pasado varias horas del horario anunciado. Con las primeras luces, el desfile se transforma en escenario para una destacada agrupación de danzas folclóricas. Algunos se preguntan: ¿y qué tiene que ver el folclore con la moda?

En los desfiles de Tucumán suelen conjugarse espectáculos de diversos géneros, con modelos y conductores de TV o radio. No es algo inédito. Se ha visto en otros lugares del mundo, pero a escalas superiores. Y llegó el momento esperado: vale la pena ver en directo a los grandes del diseño argentino.

Los desfiles se han convertido en un espectáculo popular, tanto como los recitales o un partido de fútbol. Llegó el cambio gracias a todo lo que sucede fuera de las tablas. Aunque siguen siendo protagonistas las colecciones, los personajes anónimos parecen ahora competir por la misma fama.

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