Por José Nazaro
17 Marzo 2013
EL VATICANO (Enviado especial).- A contramano de la lógica que ayer invitaba a buscar el sol, permanentemente hubo personas amontonadas a la sombra de las columnas majestuosas que enmarcan la plaza de San Pedro. Y eso que el frío del mediodía daba latigazos. No, no eran los que hacían la cola larguísima para visitar la basílica de San Pedro. La mayoría eran individuos que recién llegaban al centro neurálgico de la Iglesia Católica caminando por la vía di Porta Angélica. Las fotos del Papa Francisco parecían obligarlos a detenerse un momento y a sacar la billetera.
Al poner en plural el término fotos, se hace alusión a la cantidad y no a la variedad. Porque la única foto que se ofrece hasta ahora del Sumo Pontífice es la que le dio la vuelta al mundo: poco después de haber sido elegido Papa, saluda desde el balcón con la mano derecha levantada. Y los clientes parecen empecinados: no importan las innumerables imágenes de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, ni los rosarios, ni las cruces que también se ofrecen en los mostradores. Ellos lo quieren a Francisco. A ningún otro. Y a ninguna cosa que no refiera a él.
"La gente compra no porque nosotros le insistamos. Se lleva las fotos, porque Francisco es muy querido. Llegó al corazón de la ciudad cuando habló desde el balcón. Yo estuve en la plaza, lo escuché y me encantó", aseguró Simone, el encargado del puesto de recuerdos que ofrece imágenes verticales, apaisadas, grandes, chicas y medianas del Papa argentino.
Las más chicas cuestan 0,50 euro; las medianas, 4 euros. También venden las tapas del diario L'Osservatore Romano en el que se anuncia la decisión del cónclave de cardenales (la ofrecen en varios idiomas), acompañada por (¡otra vez!) la foto de Francisco. Y todos estos productos se venden bastante bien, según el comerciante.
Más allá de lo latino
El cariño por el Papa argentino excede a los italianos y a los latinoamericanos. Thomas Tibilet vive en Texas, Estados Unidos; es católico, y ya perdió la cuenta de la cantidad de veces que visitó El Vaticano. Luego de comprar dos imágenes del Papa aseguró que este viaje es especial. "Estamos encantados; es un señor excelente. En Texas hay muchas personas de origen latino que están felices. Y nosotros también", contó en español (estudió varios años en México, explicó). Bárbara es estadounidense, pero vive en Roma desde hace 50 años (no quiso decir ni su apellido ni su edad). Admitió que está bastante alejada de la fe. Pero dijo que el nuevo Papa la sorprendió y que por eso compró algunas fotos suyas. "Lo que leí de él me pareció muy positivo: sin lujos, comprometido con los pobres. Además, San Francisco es muy especial. Mi esposo y yo nos casamos en Asís y uno de nuestros hijos se llama Francisco", afirmó.
Al poner en plural el término fotos, se hace alusión a la cantidad y no a la variedad. Porque la única foto que se ofrece hasta ahora del Sumo Pontífice es la que le dio la vuelta al mundo: poco después de haber sido elegido Papa, saluda desde el balcón con la mano derecha levantada. Y los clientes parecen empecinados: no importan las innumerables imágenes de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, ni los rosarios, ni las cruces que también se ofrecen en los mostradores. Ellos lo quieren a Francisco. A ningún otro. Y a ninguna cosa que no refiera a él.
"La gente compra no porque nosotros le insistamos. Se lleva las fotos, porque Francisco es muy querido. Llegó al corazón de la ciudad cuando habló desde el balcón. Yo estuve en la plaza, lo escuché y me encantó", aseguró Simone, el encargado del puesto de recuerdos que ofrece imágenes verticales, apaisadas, grandes, chicas y medianas del Papa argentino.
Las más chicas cuestan 0,50 euro; las medianas, 4 euros. También venden las tapas del diario L'Osservatore Romano en el que se anuncia la decisión del cónclave de cardenales (la ofrecen en varios idiomas), acompañada por (¡otra vez!) la foto de Francisco. Y todos estos productos se venden bastante bien, según el comerciante.
Más allá de lo latino
El cariño por el Papa argentino excede a los italianos y a los latinoamericanos. Thomas Tibilet vive en Texas, Estados Unidos; es católico, y ya perdió la cuenta de la cantidad de veces que visitó El Vaticano. Luego de comprar dos imágenes del Papa aseguró que este viaje es especial. "Estamos encantados; es un señor excelente. En Texas hay muchas personas de origen latino que están felices. Y nosotros también", contó en español (estudió varios años en México, explicó). Bárbara es estadounidense, pero vive en Roma desde hace 50 años (no quiso decir ni su apellido ni su edad). Admitió que está bastante alejada de la fe. Pero dijo que el nuevo Papa la sorprendió y que por eso compró algunas fotos suyas. "Lo que leí de él me pareció muy positivo: sin lujos, comprometido con los pobres. Además, San Francisco es muy especial. Mi esposo y yo nos casamos en Asís y uno de nuestros hijos se llama Francisco", afirmó.