Por Magena Valentié
20 Marzo 2013
"BAUTISMOS EN EL ACTO". La iniciativa del padre Gustavo Borelli fue exitosa. Nueve personas fueron bautizadas durante la vigilia en la carpa misionera. LA GACETA / FOTOS DE MAGENA VALENTIE
"No debemos esperar que los fieles vengan a la iglesia, sino que nosotros debemos ir a buscarlos. ¡Hay que salir a la calle!", los había instado Jorge Bergoglio. Y un grupo de curas jóvenes y no tanto le respondieron tal como lo pidió: montaron una "parroquia móvil" en el centro de la Plaza de Mayo y empezaron a llamar a los fieles. "¡Estampitas gratis!", "¡Bendiciones para todos... A ver... Esos llaveros que acaban de comprar!", "Aquí por favor pongan sus intenciones para la misa", "¡Confesiones, aprovechen, porque el Cielo está de fiesta...! ¿Alguien está para bautizarse? ¡Bautismos en el acto...!", vociferaba a todo pulmón el padre Gustavo Borelli. La sorpresa fue que nueve personas se bautizaron y fueron numerosas las confesiones.
Una imagen de la Virgen de Luján gigantesca permitía divisar la Carpa Misionera Católica desde lejos. Varios sacerdotes, en su mayoría jóvenes, prestaban sus servicios con gesto paternal y sonriente. "¿Puede bautizar a mi hijo?", le pidió Luján al padre Gustavo. La joven de 24 años llevaba en los brazos al pequeño Cristiano, de un año y ocho meses. Gonzalo Rojas e Elizabeth Gutiérrez oficiaron de padrinos. "Trabajo todo el día y no tengo marido. Nunca tuve tiempo de llegar a la parroquia. Pero vine acá y me doy con esta oportunidad", dijo con los ojos llenos de lágrimas.
Fiesta con Axel
¿Alguien imaginaba esta fiesta una semana atrás? En plena vigilia, el cantante Axel deleitó durante media hora a una Plaza de Mayo repleta de jóvenes. Cuatro pantallas gigantes transmitían el espectáculo. Hasta los sacerdotes y religiosas se sumaron al ritmo melódico de "Celebra la vida", con el que terminó la presentación. Entre la multitud, un estandarte de la Virgen de Luján no dejaba de agitarse como una bandera de San Lorenzo movida por la mano de Dios.
Previo a Axel, le había tocado el turno al "cura rockero", con su banda El padre César y los pecadores. Enfundado en una cazadora de cuero sobre la sotana, el padre César Scicchitano, que de día es párroco de la iglesia del Sacratísimo Corazón de Jesús, en Villa Luro, hizo gritar a laicos y consagrados con su hit "Yo quiero un papa latinoamericano", que además resultó profético.
Y del rock pasamos a la música tropical católica, con el grupo Diluvio Tropical, integrado por las chicas de la villa 24 y 21, de Barracas. "Y ahora con ustedes el tema preferido del papa Francisco, El Cristo de la Villa", anunciaron: "En ese Cristo yo creo/ el mismo Cristo que espero es un Cristo sin dineroque trabaja con sus manos el Cristo de mis hermanos que vuelve entre los villeros Este es el Cristo que vive cuando a mi hermano lo quiero Cristo de rancho y madero Cristo de amor y sin techo Cristo fraterno y derecho con el alma del villero" (...)Y si de momentos insólitos se habla, nada más extremo que lo ocurrido poco después de las tres de la mañana, cuando la propia voz del Papa inundó la vigilia en la Plaza de Mayo. "(...) Y no le saquen el cuero a nadie..." dijo fiel a su estilo, como hablándole a cada uno en forma personal. La multitud quedó impactada, muchos rompieron a llorar de la emoción, otros reían. Pasó más de media hora hasta que todos pudieron reponerse de ese golpe directo que el papa Francisco nos había aplicado en el corazón.
Una imagen de la Virgen de Luján gigantesca permitía divisar la Carpa Misionera Católica desde lejos. Varios sacerdotes, en su mayoría jóvenes, prestaban sus servicios con gesto paternal y sonriente. "¿Puede bautizar a mi hijo?", le pidió Luján al padre Gustavo. La joven de 24 años llevaba en los brazos al pequeño Cristiano, de un año y ocho meses. Gonzalo Rojas e Elizabeth Gutiérrez oficiaron de padrinos. "Trabajo todo el día y no tengo marido. Nunca tuve tiempo de llegar a la parroquia. Pero vine acá y me doy con esta oportunidad", dijo con los ojos llenos de lágrimas.
Fiesta con Axel
¿Alguien imaginaba esta fiesta una semana atrás? En plena vigilia, el cantante Axel deleitó durante media hora a una Plaza de Mayo repleta de jóvenes. Cuatro pantallas gigantes transmitían el espectáculo. Hasta los sacerdotes y religiosas se sumaron al ritmo melódico de "Celebra la vida", con el que terminó la presentación. Entre la multitud, un estandarte de la Virgen de Luján no dejaba de agitarse como una bandera de San Lorenzo movida por la mano de Dios.
Previo a Axel, le había tocado el turno al "cura rockero", con su banda El padre César y los pecadores. Enfundado en una cazadora de cuero sobre la sotana, el padre César Scicchitano, que de día es párroco de la iglesia del Sacratísimo Corazón de Jesús, en Villa Luro, hizo gritar a laicos y consagrados con su hit "Yo quiero un papa latinoamericano", que además resultó profético.
Y del rock pasamos a la música tropical católica, con el grupo Diluvio Tropical, integrado por las chicas de la villa 24 y 21, de Barracas. "Y ahora con ustedes el tema preferido del papa Francisco, El Cristo de la Villa", anunciaron: "En ese Cristo yo creo/ el mismo Cristo que espero es un Cristo sin dineroque trabaja con sus manos el Cristo de mis hermanos que vuelve entre los villeros Este es el Cristo que vive cuando a mi hermano lo quiero Cristo de rancho y madero Cristo de amor y sin techo Cristo fraterno y derecho con el alma del villero" (...)Y si de momentos insólitos se habla, nada más extremo que lo ocurrido poco después de las tres de la mañana, cuando la propia voz del Papa inundó la vigilia en la Plaza de Mayo. "(...) Y no le saquen el cuero a nadie..." dijo fiel a su estilo, como hablándole a cada uno en forma personal. La multitud quedó impactada, muchos rompieron a llorar de la emoción, otros reían. Pasó más de media hora hasta que todos pudieron reponerse de ese golpe directo que el papa Francisco nos había aplicado en el corazón.