Inflación: las cuatro hipótesis

La economía argentina está entre la espada y la pared. La inflación es un factor determinante que frena o desacelera el crecimiento. Los agentes económicos, en este contexto, navegan en un mar de incertidumbre, mientras el Gobierno intenta desinflar las expectativas con acuerdos de precios y con la vigencia de precios topes. Aquí los cuatro escenarios posibles

21 Abril 2013

Eduardo Robinson - Economista

¿Alcanza con acuerdos y topes de precios?

Las medidas implementadas en el primer trimestre para morigerar el incremento del nivel general de precios, son de carácter periférico, es decir, no están orientadas a resolver la raíz del problema. Los controles podrán ser efectivos durante algunos meses, pero si no se aprovecha ese tiempo para hacer una política antiinflacionaria más contundente, se reducirá a un mero intento. Pasa que, desde la óptica del gobierno, hacer más prolija la política fiscal, reduciendo la tasa de crecimiento del gasto público o disminuir la presión fiscal para mejorar la competitividad del sector productivo, o disminuir la tasa de crecimiento de emisión monetaria, implica correr el riesgo de enfriar la actividad económica. Sin embargo, el debilitamiento de la actividad económica se está dando precisamente porque no mejoran las expectativas para los sectores productivos. Y esto es así porque el Gobierno se quedó con poco margen de acción bajo el esquema económico vigente. Hoy se necesita una nueva dosis de credibilidad en los lineamientos económicos.

¿Puede debilitarse más la demanda agregada?

Es muy posible que, en el corto plazo, no se acelere aún más la inflación, como tampoco se debilite tanto la demanda agregada. En este aspecto, a juzgar por las medidas que se vienen adoptando, el Gobierno continuará procurando contener la aceleración de los precios, con acciones de poca efectividad, pero medidas al fin. La Secretaría de Comercio Interior, a cargo de Guillermo Moreno, ha venido motorizando acuerdos con los supermercados y con las principales cadenas de electrodomésticos. También ha establecido una política de precios máximos, con más intervenciones en las empresas y en los mercados. Pero, estas estrategias son meros factores de contención inflacionaria. En la medida que se insista con política monetaria y fiscal fuertemente expansivas, sin mejorar las condiciones de producción y devolver la competitividad a los sectores exportadores, se intensificarán las presiones inflacionarias.

¿SE PROFUNDIZA LA ESTANFLACIÓN?

La estanflación tiende a profundizarse. De acuerdo con los datos oficiales, el nivel de actividad continúa muy débil, mientras la inflación sigue siendo alta. La economía continúa sin mostrar una clara tendencia expansiva. La Argentina pasó de crecer un 8% promedio entre 2003-2007, a 4% en 2008-2011; 2% en 2012 y este año se ubicaría entre un 2 y un 4%. Entre los factores que inciden para esta anemia de la actividad económica están la incertidumbre cambiaria, la inflación que licúa el poder adquisitivo del salario y afecta el consumo, la incertidumbre asociada a la falta de estrategia de crecimiento afectó la inversión. La apreciación real del peso, producto de aquella inflación, también erosionó el tipo de cambio real y afectó las exportaciones. Se llegó al punto en el que es más recesivo no enfrentar la inflación que hacerlo. En este escenario la economía depende en demasía del contexto internacional: de cómo evolucione la economía de Brasil, el principal aliado comercial de la Argentina, y de cómo evolucione el precio internacional de la soja. En este contexto, se vislumbra un panorama con muchos altibajos.

¿Se descarta entonces una reactivación?

En términos de actividad económica, se descarta un proceso de crecimiento sostenido a tasas superiores al 7%. Esto no quiere decir que la economía exhiba signos de mejoría; el problema son los condicionantes. Al Gobierno se le hace muy difícil seguir expandiendo la demanda agregada, porque la inflación afecta a todas sus variables: al consumo, la inversión, las exportaciones e incluso al gasto público que se quedó sin fuentes de financiamiento. Este es el corazón del problema. Para seguir expandiendo el gasto se necesita financiarlo y como no se puede seguir incrementando la presión fiscal, no se accede a los mercados internacionales, se termina recurriendo a la emisión de moneda, que es un factor netamente inflacionario. Con lo cual, el círculo termina autoalimentándose. Por lo tanto, si el Gobierno insiste con profundizar este esquema, la inflación seguirá elevada.

¿Cómo nos afecta?

Cómo aventajar a la subas

Planes de compra

Especialistas recomiendan buscar planes de compra a plazo sin interés o con tasas bajas. También se ha observado un incremento de la intención de compra de los bienes durables, una estrategia de consumo más sencilla, teniendo en cuenta la tendencia inflacionaria de los últimos años.

Solo en pesos

A nivel empresario y personal, se aconsejan comprar todo lo que se pueda, con financiamiento en pesos. De esa forma podría lograrse rentabilidad.

"Atesorar" alimentos y otros productos

Los expertos proponen la compra anticipada de alimentos de la canasta básica y otros productos del hogar, para aventajar al continuo aumento de precios.

Empresas: el costo de la incertidumbre 

Crece la incertidumbre sobre si se incrementarán más el precio de los insumos que los del bien o servicio que comercializa la empresa; si subirán los costos de producción o si bajará la rentabilidad. En sectores vinculados al comercio exterior la inflación afecta al tipo de cambio real, es decir al tipo de cambio nominal ajustado por inflación. Se incentivan las importaciones y se desalientan las exportaciones.

Familias: se encarece el financiamiento 

Con inflación alta, el asalariado y el cuentapropista no tienen claro cuál será la evolución de su ingreso y de sus gastos. Esto incentiva el consumo, ya que las familias adquieren bienes y servicios antes de que la inflación deteriore su poder adquisitivo pero, al mismo tiempo, debilita el poder de compra. Se encarece el financiamiento con tarjetas de crédito o préstamos que también tratan de cubrirse de la inflación.

Gobierno: el riesgo de incrementar los impuestos 

En el Gobierno también surgen complicaciones al tener que proyectar ingresos y egresos. Aumentos salariales, gastos de equipamiento y de infraestructura, entre otros, padecen los desfases en relación con los ingresos. Uno de los caminos elegidos por las autoridades para subir esos ingresos es el incremento de los impuestos, es decir de la presión fiscal. Y eso puede repercutir, luego, en la recaudación.

Contratos: cláusulas de cobertura 

Si bien está prohibida la indexación, los acuerdos contractuales establecen cláusulas de cobertura ante la inflación. Por ejemplo, en el caso de los alquileres de viviendas o comercios. Se trata de una indexación camuflada, que activa un componente inercial a la inflación. Esto es, por más que el Banco Central deje de emitir dinero, un comercio, tendrá que subir el precio de su producto, ya que debe pagar más alquiler.

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